Mis momentos favoritos: El fósforo blanco (Spec Ops: The Line)

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En los últimos años se han puesto de moda franquicias militaristas como Call of Duty y Battlefield, arrastrando una inmensa masa de aficionados que disfrutan con su interpretación supuestamente realista de los conflictos bélicos. Spec Ops: The Line parece que comienza por el mismo camino pero posteriormente demuestra que es algo completamente diferente y demoledor.

En este juego encarnamos a un trío de soldados liderados por el Capitán Walker que viaja a una Dubai completamente devastada por las tormentas de arena para investigar la desaparición de un escuadrón del ejército y rescatar a los posibles supervivientes, con especial atención al Coronel Konrad, el antagonista de la historia. Si sois suficientemente avispados habréis podido imaginar que ese personaje toma su nombre de Joseph Conrad, autor de la novela El Corazón de las Tinieblas, obra en la que se basa claramente como ya lo hizo Francis Ford Coppola con su mítica película Apocalypse Now.

Y es que, más allá del competente apartado gráfico, la satisfactoria jugabilidad, la demoledora banda sonora o el excelente doblaje; el juego brilla a través de su historia y sus personajes. La narrativa está perfectamente integrada en la acción, lo que permite sumergirnos de lleno en la ambientación y el argumento, dando aún más fuerza a los temas que nos plantea.

Spec Ops: The Line es una cruenta crítica al militarismo, al sentido del conflicto bélico, al mismo género de los FPS que glorifican el ejército y la intervención armada, un terrorífico reflejo de las consecuencias que tiene la guerra en los soldados y las víctimas y una bomba de relojería que revienta todos los pilares sobre los que parece sustentarse en un primer momento.

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El viaje del protagonista Walker es una tortura infinita, llena de una ambigüedad moral sobre la que se construye la gran mentira del concepto de héroe en la sociedad moderna, un proceso facturado por la gran maquinaria militar que distorsiona la realidad para justificar sus acciones indiscriminadas, moldeando a la opinión pública y la de los propios soldados, meras herramientas de las que pueden deshacerse sin remordimientos con tal de alcanzar sus objetivos.

Durante el juego podremos comprobar cómo Walker acaba siendo una de las grandes víctimas de esta alienación militarista, protagonizando una huida hacia delante cruel y destructiva. Nunca volveremos a ver ningún juego de temática militar de la misma forma. Spec Ops: The Line golpea muy fuerte en el corazón y transmite perfectamente el frenesí y la angustia de lo que sucede en pantalla.

Una de las medidas efectivas es la forma tan sublime en el que rompe la cuarta pared para apuntar directamente a nosotros y cuestionarnos lo que estamos haciendo. No nos confundamos, The Line sigue siendo la historia de Walker, no la de los jugadores, pero contemplamos en primera fila como brazos ejecutores todo lo que ocurre. De esta forma, los típicos mensajes de tutorial que aparecen en las pantallas de carga van cambiando de forma que acaban siendo acusaciones directas hacia nosotros, con frases como “¿Te sientes ya un héroe?”, “¿Recuerdas por qué viniste aquí?”, “¿A cuántos americanos has matado hoy?”, “Sigues siendo una buena persona” o “No puedes entenderlo y no quieras hacerlo.”

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