Este año por fin ha salido ya, con bastante retraso, otro de los juegos de Nitroplus que Jast USA tiene licenciado para occidente. Tras meter Demonbane en su catálogo, y habiendo estado abiertas las reservas de Saya no Uta (沙耶の唄) desde hacía tanto tiempo que muchos se habían olvidado ya de él, casi inesperadamente se ha dado el lanzamiento de esta visual novel erótica con guión de Gen Urobuchi (Madoka Magica) que está de lo más centrado en el terror, queriendo agradar siempre a los aficionados a este oscuro género al que uno siempre asocia el nombre de Lovecraft o de Poe, olvidándose de que ha habido muchas más aportaciones para nada desmerecedoras de las alabanzas, incluso dentro de literarios que no estaban centrados precisamente en lo paranormal, en los fantasmas, en los monstruos o en los chorreones de sangre. De todos modos, las tramas de Urobuchi, la psicología de sus personajes y cómo parece no importarle que mueran de formas de lo más crueles, ya nos dejan claro que disfruta con esto de crearnos atmósferas de las que Hitchcock estaría bastante orgulloso.
La enfermedad de Fuminori.
Saya no Uta comienza desde el relato en primera persona de Fuminori, protagonista de la novela, que tras sufrir un accidente de coche en el que perdió a sus padres, estuvo entre la vida y la muerte, aunque finalmente se salvó gracias a que se decidió utilizar una técnica experimental al operarle, lo cual en apariencia hizo que sobreviviera e incluso que se recuperase de todo, si no fuera por la terrible pesadilla que vive cada día al ver al resto de humanos como monstruos horrendos y escucharlos con voces y acentos de lo más desagradables y de hecho, siente una gran pena por seguir con vida y preferiría estar muerto antes que seguir con una tortura, hasta que un buen día aparece junto a él una chica que tendrá unos 14 o 15 años y a la que ve como una humana de lo más dulce, siendo a la única a la que ve así por alguna extraña razón. Así que, en cuanto le dan el alta, y debido a la repulsión que siente por todos los que no sean esa chica misteriosa, comienza a comportarse de un modo de lo más demoniaco mientras va conociendo los secretos de Saya al convivir bajo el mismo techo y convertirse en dos amantes que todo lo comparten.
Según Fuminori nos relata los síntomas de su enfermedad, ya sabemos bien por dónde van a ir los tiros de lo que nos quiere relatar en algunos de los puntos Urobuchi, que deja entrever desde el principio que para este personaje es el mundo al revés y que si a los humanos los ve como demonios, en realidad lo que sucede es que los demonios se le aparecen con forma humana, aunque no lo sean, pero él no es capaz de darse cuenta de nada de esto, del mismo modo que no sabe por qué le producen náuseas las comidas a las que estaba acostumbrado (por lo que cambia sus hábitos alimenticios) ni por qué solamente se siente bien con ciertos colores que a ojos de los demás parecen una selección hecha por el mismísimo Satán.
La historia de Saya no Uta, es realmente terrorífica y completamente oscura. Cada uno de los capítulos tendrá alguna escena que pueda provocar que el corazón nos dé un vuelco, bien sea por algunas escenas sexuales de lo más fuertes e inesperadas, bien sea por ataques o momentos tensos en sí mismos. Sea por la razón que sea, siempre estaremos atentos a ver qué sucede con Fuminori y también con los personajes de su entorno ya que cuando alguien dice que tiene un amigo que es una mala influencia, en realidad, salvo que se trate de un auténtico psicópata egoísta y sin escrúpulos, es porque no ha conocido a Saya, que a su modo, no es mala, pero se comporta de un modo de lo más particular.
En la narración, Urobuchi es de lo más explícito, pero al mismo tiempo deja cosas para la imaginación y eso es lo que verdaderamente puede aterrar a más de uno. No veremos por ejemplo imágenes en las que se descuartice a nadie, ni tampoco se verá cláramente ninguna escena de canibalismo o nada que pueda ser considerado fuerte dentro del gore, pero lo del texto es otro cantar. Ahí sí que tendremos con todo lujo de detalles muchas de esas cosas, aunque, como decíamos, otras simplemente se dejan caer y somos nosotros los que les terminamos de dar forma. Sin embargo, si bien lo del gore no se ve, sí hay imágenes por ejemplo de violaciones y algunas que otras escenas sexuales bastante fuertes, pero aunque nada de esto se viera gráficamente, seguiría siendo una novela no apta para menores de edad debido a lo fuerte que es el relato y a cómo de bruto puede llegar a ser Urobuchi para que realmente recordemos su trabajo.
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