[Análisis] Danganronpa

Spike-Chunsoft volvió locos a los japoneses cuando lanzó hace ya un tiempo su terrorífico juego Danganronpa en el que, bajo un planteamiento muy de Battle Royale, pero con algunas diferencias, nos plantaban como espectadores y, en cierto modo, partícipes y artífices de todo lo que ocurriera en el instituto Hope’s Peak (Cima de la Esperanza) del que su aparente nuevo director y cabecilla de mover los hilos de los estudiantes, prefiere hacer juegos de palabras continuamente porque allí más que esperanza, se desesperarán y además él hará todo por evitarlo aunque su apariencia sea la de un pobre peluche parlante que se hace llamar Monokuma.

Ahora, con algo de retraso ya que nos hemos saltado por completo la generación de PSP y allí están preparando nuevos títulos, nos ha llegado por parte de NISA precisamente ese primer juego que marcó un antes y un después en la compañía de la saga también novelesca Zero Escape de la que forman parte 999 y Virtue’s Last Reward. Lo más curioso de todo, es que además, aunque aquí lo que tendremos desde el próximo 11 de febrero en América y el 14 de febrero en Europa es el primer Danganronpa para PS Vita completamente localizado al inglés, los nipones han recibido ya un port para PS Vita en el que no solo se incluye esta historia original, sino su secuela directa, la nueva aventura macabra en la que el siniestro oso de peluche podrá enamorarnos y hacernos temblar de miedo a partes iguales.

Unos fuera de serie en un instituto fuera de lo común.

La historia de Danganronpa comienza desde el personaje de Makoto ejerciendo de narrador y siendo además él ése al que encarnaremos. Según nos cuenta, ha sido admitido en un prestigioso instituto al que solo pueden ir aquellos que destaquen en algo, siendo los mejores del país, y que además reciban una invitación. Allí van la mejor novelista, el mejor jugador de béisbol adolescente, el más macarra, la modelo más popular o la idol más de moda. La razón de que Makoto vaya es que, según la carta que recibió, se realizó un sorteo entre todos los adolescentes de Japón una vez seleccionados los destacables alumnos para el curso siguiente, y le tocó a él, por lo que debe de ser el más afortunado del país, tema que saca a la luz Monokuma cuando tiene ocasión ya que asegura que en realidad podría ser el más desgraciado.

Al poco de llegar y cuando todos los alumnos se reúnen, tocan las presentaciones, pero estas son interrumpidas enseguida por Monokuma, ese oso de peluche tan poco amable y sarcástico que no tarda en decirles que deberán quedarse allí por toda la eternidad, a no ser que se maten entre ellos, ya que si alguno consigue matar a otro compañero sin ser descubierto, podrá salir de la escuela y volver a su vida cotidiana. Todo, que no parece más que una mala broma, trastornará a estos tiernos estudiantes, especialmente porque a las primeras de cambio verán que más les vale obedecer a Monokuma y que, como si de Kyuubey se tratara, éste no puede morir así como así, pero además podrían recibir su rencor a modo de castigo… de pena capital y eso se atribuye también para cualquiera que no cumpla las reglas que aparecen escritas en su carné de estudiante electrónico, que es como una tableta intransferible en la que hay una serie de aspectos a tener en cuenta para que el sádico juego de este ser tan vil, siga adelante en igualdad de condiciones para todos y dándole emoción al asunto.

Cada uno de los personajes que conozcamos tiene sus peculiaridades y por sus secretos, su manera de hablar y eso unido a su comportamiento produce la sensación de que todos ellos puedan parecer homicidas en potencia, es decir, que a la hora de que se cometiera un crimen (y se cometerán) cualquiera de ellos podría parecer sospechoso de haberlo cometido, algo esencial para que tengamos una buena novela de misterio que nos enganche y nos mantenga con la intriga de quién se decidió que un pequeño sacrificio no sería nada a cambio de obtener un pase por la libertad, dejando atrás ese infierno eterno en el  que, aunque hay comodidades y alimentos, nadie llevaría una vida saludable, primero por no poder salir al exterior ni tener contacto con absolutamente nada de lo que fuera y, segundo, porque reciben burlas y provocaciones de Monokuma continuamente, incitándolos al acto criminal utilizando para ello varias tretas.

Danganronpa es una novela visual de misterio y terror, por lo que nos podremos esperar un buen número de líneas de texto, pero tiene unas mecánicas jugables que pueden recordar a más de uno la saga Ace Attorney, ya que en realidad, toda nuestra lectura inicial, de cada capítulo (que recomendamos que hagáis con atención) tendrá importancia después a la hora de intentar resolver quién es el culpable de cada uno de los casos, llevando ahí a cabo una investigación que dará como resultado un juicio una vez que hayamos reunido las pistas y pruebas necesarias como para desenmascarar al dueño de esa alma corrupta que ha arrebatado la vida de un semejante.

Noche tras noche, al acostarnos, en lugar de soñar con los angelitos, al no estar en el entorno ideal y tener más estrés del que muchos pudieran soportar, nuestra mente nos transportará al teatrillo de Monokuma, para que ni dormidos tengamos sosiego. En parte, esto pudiera deberse también al pacto que los alumnos deciden hacer, o al miedo que pueden sentir al pensar que si se quedan planchando la oreja en cualquier lugar que no sea en el dormitorio, recibirán el castigo de ese osito de peluche tan dispuesto a impartir disciplina a los desobedientes. Pero el cambio de horas no es significativo tan solo por esos detalles que argumentalmente darían más bien poco juego, sino que además, hay lugares a los que no se puede acceder dentro del ciclo estipulado como nocturno y, además, todos coinciden en que es un momento que les da algo de miedo ya que a esas horas todos los gatos son pardos o, dicho de otro modo, podrían salir sus instintos más salvajes por el miedo que les pudiera producir la oscuridad o por verse respaldados por ella.

Perdiendo el juicio.

Comentábamos antes, que Danganronpa se divide en tres apartados dentro de cada capítulo. Primero está la lectura sin más con los garbeos por el instituto en los que podremos encontrar monedas escondidas de una divisa que tan solo es útil dentro de este centro, ya que están acuñadas con el rostro de Monokuma y con ellas podremos comprar regalos de la máquina de gashapones o extras varios del contenido que ya hayamos visto antes (fotos, vídeo…) y además de eso tendremos tiempo libre en ocasiones para charlar con los compañeros y subir así el nivel de amistad y con ello, además de conocerlos mejor, podremos ganar habilidades con las que allanarnos todo el proceso que cierra cada capítulo. En segundo lugar, están las investigaciones, que tendrán lugar cuando hayamos descubierto algún cadaver en la historia y Monokuma lo anuncie por megafonía. En tercer lugar, están los juicios, para intentar, entre todos, poner en orden todo y desenmascarar al culpable.

El proceso de investigación y el de juicio van completamente ligados y en ellos tendremos que tirar de la lengua a los personajes y utilizar la lógica para rebatir los argumentos que puedan plantearse, mostrando pruebas para ello que hayamos reunido. Se trata simplemente de intentar recomponer el escenario del crimen en nuestra cabeza con las diferentes pistas que hayamos encontrado por ahí y, aunque nuestra intuición no sea brillante, los demás personajes cooperarán bastante con Makoto, por lo que muchas veces nos dirán aquello que nos faltaba para completar el puzle y que el criminal que hubiera entre el grupo no quede impune.

Con un diseño de personajes en dos dimensiones realmente bonito —que encantaría a Hifumi Yamada (el otaku de Danganronpa) y también a Daru de Steins;Gate— y con multitud de expresiones faciales y tonos que marcan un fuerte contraste entre sí, esta novela visual puede ganarnos por su aspecto de visual, a pesar de no ser un juego que explote para nada la potencia de la consola y en la que, además, hay unas pequeñas cargas de lo más curiosas al entrar a nuevas salas, ya que los elementos irán cayendo colocados, a modo de animación entretenida para que parezca que no existen esos tiempos de espera. Por otro lado, el doblaje reúne a actores japoneses de lo más populares y que, pese a no haber prestado su voz para todas las frases del diálogo, sus actuaciones son francamente buenas. Ahí podremos escuchar por ejemplo a Megumi Ogata en el papel de Makoto (Shinji Ikari en Evangelion o Sailor Urano en Sailor Moon), a Chiwa Saito en el papel de Aoi Asahina (Caster en Fate/Extra CCC o Raspberyl en Disgaea 3) y sobre todo quien más nos llamará la atención será Nobuyo Oyama, que cambia de perfil amable para niños tras haber hecho de Doraemon toda la vida, para encarnar ahora a Monokuma.