Desde octubre de 2015 hasta primavera de 2016, estuvo emitiéndose en Japón la serie Osomatsu-san, una serie mucho más gamberra que el clásico Osomatsu-kun. En este anime, los sixtillizos Matsuno, de personalidades completamente diferentes, hacían cualquier cosa tanto normal (dormir, comer oden o ver la televisión) como extravagante (participar en una carrera de karts inusual, ser mánagers de una amiga a la que adoran y que quiere ser idol). Estaban dispuestos a todo por estar entretenidos, aunque se volcasen mucho más en sus hobbies (ligar, jugar en las tragaperras, jugar al béisbol sin tener ni idea, pasarse el día con gatos). Todo valía para evitar algo que ni locos querrían hacer: trabajar. Estos seis vagos, se las ingenian para no dar un palo al agua ni en casos de extrema necesidad y por ello tenemos la que es la idea impulsora de Osomatsu-san Hesokuri Wars ~Battle of the NEETS~.
En este videojuego de tipo free-to-play para móviles, tenemos una pequeña historia en la que los hermanos Matsuno discuten cómo conseguir pasta a raudales sin tener que currar. Discuten que si con cada persona que estuvieran recibieran un yen, al llegar a los 100 millones de personas, tendrían esa misma cantidad de dinero. Tras sopesarlo, deciden irse por ahí a sacarle el dinero a la gente, pegándose de tortazos con ella, en un divertido juego de estilo tower defense en el que siempre pagaremos 10 puntos de estamina a cambio de poder jugar cada fase, en las que llevaremos a cabo una estrategia con nuestros personajes para defender nuestra base y, sobre todo, acabar con la enemiga para así conseguir un buen botín.
Nos encontraremos con todos los personajes conocidos del anime, es decir, con: Osomatsu, Karamatsu, Choromatsu, Ichimatsu, Jyuushimatsu, Todomatsu, Totoko, Dayon, Chibita, el padre, la madre… cada uno con el mismo papel y diseño, por lo que en ese aspecto podemos decir que es muy fiel. Además, contamos con varios trajes y aspectos, a coleccionar, pasando eso sí por las ya habituales tiradas en las gachas que se pagan con una moneda más o menos fácil de sacar en el caso de las cajas más básicas (dinero del juego) o con otra mucho más limitada en el caso de las cajas que cuentan con cartas más exclusivas y con una mayor rareza (tres y cuatro estrellas, frente a las de 1 y 2 estrellas, o con muchísima suerte 3, de la caja básica).
Osomatsu-san Hesokuri Wars está repleto de humor por todas partes. No es sólo que puedan parecernos divertidos los distintos sets o atuendos y diseños de estos locos personajes, o esa idea de bombero que se les ocurre a Osomatsu y compañía poner en práctica para así no tener que trabajar como una persona normal, sino que encontraremos detallitos por ejemplo como los encargos que otros nos hacen como pueden ser el entrenamiento para Totoko como managers, la ayuda que prestaremos a nuestro padre para conseguirle queroseno o llevarlo a un club de Hostess o los turbios recados de Iyami. Por ello, aunque no queramos, a veces incluso los Matsuno terminan en la oficina de empleo, para realizar esas labores, para las que se requiere un tiempo establecido como 1 hora, 3 horas, 8 horas… y que conlleva a una recompensa en función a cómo lo hayan realizado. Eso sí, que en alguna ocasión estos chicos pudieran hacer algo así como trabajar, aunque sean recados puntuales, no significa que no se pasen la mayor parte del tiempo precisamente llevando a cabo ese plan que decíamos del juego en su sistema de tower defense y, aparte, podemos pedirle la paga a nuestra madre o destrozar cosas de la ciudad para hacernos también con unos ingresos extras, siendo esas dos acciones un par de extras diarios que, junto con las recompensas de login, seguramente sean la excusa perfecta para que muchos se echen su partida diaria a este título que se encuentra disponible en las tiendas de iOS y Android desde ayer mismo.
Por el momento no hay ningún tipo de evento, aunque la compañía ya ha anunciado que, al igual que ocurre en la versión japonesa de Osomatsu-san Hesokuri Wars, la global también los tendrá, de modo que tendremos que estar atentos e ir subiendo de nivel a estos jóvenes alocados con los que viajaremos por distintos emplazamientos de lugares como Tokyo, Osaka o Hokkaido, con sitios emblemáticos con el nombre ligeramente cambiado e incluso con los dibujos alterados para que aparezcan caras o elementos propios de Osomatsu-san, como puede ser ver a Iyami en el famoso cartel del hombre corriendo de Glico en Dotonbori o a Dayon mordiendo un gigante salmón en Hokkaido. Un pequeño entretenimiento simpático para echar partidas en esos momentos muertos esperando el autobús.