Sonido.
Como hemos dicho anteriormente, DICE siempre ha querido arrastrar al jugador a un campo de batalla virtual. El primer paso, naturalmente, era el visual. Hacer que el jugador viese un campo de batalla ante sus ojos. Sin embargo ese no es el punto determinante. Porque cuando uno está inmerso en el torbellino de la acción desconecta de lo que tiene alrededor, centrándose en el enemigo y obviando el apartado gráfico. Lo que marca, lo que sumerge, lo que te hace sentir como el mismísimo Soldado Ryan es el sonido. Y si en el aspecto visual Battlefield 3 es insuperable, a nivel sonoro simplemente es de otra liga.
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Aquellos con la suerte de disfrutar de un equipo surround conectado a su sistema van a descubrir un maravilloso mundo repleto de disparos, explosiones, gritos de dolor,…
Los efectos sonoros son muy completos. Disfrutando de variedad, calidad e intentando ser lo más fieles posibles a la realidad. Cada arma tiene un completo abanico de efectos sonoros. Recargando, disparando, en sitios cerrados, abiertos, al impactar sobre diferentes superficies, sobre enemigos… La variedad en los efectos de sonido hacen que la experiencia sea muy inmersiva, llegando un momento en que hasta diferenciaremos el calibre de las armas, y por lo tanto el nivel de pupa que hacen, por el sonido que hacen al disparar.
La banda sonora, si bien por debajo de los efectos sonoros, tampoco desmerece el conjunto. Johan Skugge & Jukka Rintamaki (sueco el primero, finlandés el segundo) han hecho un trabajo muy completo, sabiendo transmitir en sus composiciones diferentes sensaciones según el tema que suene en ese momento. Terror, nerviosismo, satisfacción, frenesí… la música acompaña en todo momento sin robar protagonismo a lo que realmente importa en un juego bélico.
3 Respuestas a “(Análisis) Battlefield 3”