Aunque todas estas opciones y personalizaciones de antes de de las partidas están muy bien, lo realmente importante es lo que pasa dentro de las partidas.
Antes de nada, comentar que el matchmaking está bien pulido y permite empezar partidas con rapidez. Además, los tipos de juego siguen siendo básicamente los mismos de siempre, con algunos añadidos como el modo muerte confirmada, donde se deben conseguir las chapas de los caídos para contabilizar las bajas.
La mejor forma de probar los distintos tipos de partida es con los modos variados como Guerra Terrestre o Táctico por Equipos, que incluyen diferentes clases de partida.
Una vez escogido el tipo de juego y encontrada la partida, empieza realmente la acción por la que el jugador ha pagado por el título.
Los mapas en Modern Warfare 3 no son pocos, son más de una quincena. Esto estaría muy bien de no ser por el gran problema que presenta este juego: todos los mapas son del mismo estilo. Y sí, esto representa un problema porque limita el tipo de juego de los usuarios al ser los escenarios ratoneras de corto y medio alcance. Eso sí, algunas ratoneras tienen amplios pasillos donde puede dar la sensación de que se permite el juego a larga distancia.
Esto supone un paso atrás respecto a Black Ops, que aunque también pecaba de falta de mapas de larga distancia ya que solo tenía uno, tenía más que Modern Warfare 3. Y a pesar de que seguramente en futuros contenidos descargables solucionarán esta ausencia, el daño ya está hecho. Además, han quitado también una nueva característica introducida en Black Ops: el tirarse en plancha.
Por fin alguien le da la nota que se merece al último shooter de IW. A ver si aprendemos que, para ganarse a la crítica, no vale repetir una y otra vez la misma fórmula.