[Análisis] Gal Metal

Uno de los últimos juegos dentro del creciente catálogo de Nintendo Switch es una locura musical llamada Gal Metal. Nacido de la mente del creativo Tak Fujii y su equipo, tenemos tanto en formato digital como físico un título de ritmo en el que no tenemos que seguir las instrucciones de lo que aparezca en pantalla, sino aprendernos unas cuantas cosas útiles con nuestra batería para darlo todo en los conciertos.

A la pregunta «¿por qué somos el batería de un grupo de Metal?». Le seguiría la respuesta:  «¿por qué no deberíamos serlo?» Además con la Switch ya tenemos las baquetas sin tener que comprar ningún otro cachivache.

Gal Metal está dividido en varios capítulos. Ya desde su prólogo se nos cuenta cómo la Tierra es el objetivo de varios alienígenas del espacio exterior. Se desconoce que interés tienen en tomar nuestro planeta en concreto, pero el caso es que debido a ellos un chico y una chica terminarán dentro del mismo cuerpo con las almas relacionándose entre sí para llegar a un acuerdo sobre qué hacer a partir de ese momento. El chico estará dentro del cuerpo de esa chica que le gritará desde el principio que ojito con mirarla cuando se cambia de ropa o se lava.

El humor de este juego es palpable desde el principio. Hemos puesto un ejemplo con lo de las ánimas cohabitantes del mismo cuerpo, pero podríamos poner miles. Cada capítulo tendrá su introducción, nudo y desenlace. Siempre tendremos a modo cómic viñetas varias relatando lo que esté sucediendo. Es un medio súper útil, dinámico y entretenido que nos parece de lo más acertado para un título tan excéntrico y rompedor como este.

Los extraterrestres tendrán todos el mismo comportamiento hostil, la misma obsesión con hacerse los amos de nuestro planeta. Su debilidad también será la misma: el metal. Afortunadamente la protagonista tiene un grupo de rock junto con otras cuatro compañeras del instituto. Fuera del horario de clases podemos quedar con ellas o ir por nuestra cuenta para practicar distintos ritmos que seamos capaces de memorizar (conscientemente o de manera muscular) para obtener el mayor número de puntos posible. Esto no es tan solo por sentirnos mejores con una cifra más elevada tras cada concierto, sino también para no sufrir estragos alcanzando ese mínimo necesario para echar para siempre a esos calamares, pulpos o lo que se nos ponga por delante que venga con malas ideas. 

Si pensamos que nuestro sentido del ritmo es nulo, quizás tengamos que entrenar un poco, tirar de intuición o cambiar entre jugar con los joy-con sueltos y hacerlo con botones. De todos modos, tenemos total libertad a la hora de realizar los combos que nos enseñen, recibiendo más puntos por irlos encadenando.

Además de prepararnos para los conciertos, podemos salir por ahí en nuestro tiempo libre. Así podemos interactuar con las otras chicas y aumentar nuestro nivel de amistad, trabajar un rato en algún sitio por horas, pasar la tarde en una librería, echar unos vicios en los recreativos o comer algo delicioso en algún restaurante. El modo de simulador social tiene bastantes opciones todas ellas muy ligeras. Haciendo uso de ello no sólo tenemos un descanso de tanto ajetreo musical con escenas divertidas que se irán desbloqueando, sino que precisamente potenciaremos nuestras stats de manera que nuestras actuaciones serán mejores. De igual modo que para rendir mejor en la vida real tenemos que descansar y dedicar tiempo al ocio; para salvar la Tierra, tenemos que dedicar tiempo a las amistades y las aficiones, sin olvidarnos por supuesto de practicar de vez en cuando con nuestra batería.

Los diseños de cada uno de los personajes y aliens son simples en apariencia, al tener pocos detalles y trazos; pero son coloridos y agradables. Encajan a la perfección con el formato de cómic que se utiliza para narrar esa historia de ciencia ficción en la que un grupo de adolescentes tiene en su mano el destino del planeta entero. Acústicamente, dado que es un juego musical, es para quitarse el sombrero. Tenemos piezas clásicas que tocaremos a nuestro estilo aporreando tambores y platillos como mejor nos venga en gana y, lo curioso, es que funciona tanto a nivel de entretenimiento y diversión como de sonido acompasado con el que dar un pequeño regalo a los oídos.

9,2

Conclusiones:

Gal Metal es un juego de ritmo intuitivo, libre y tremendamente adictivo y divertido. Una locura sin parangón para Nintendo Switch que nadie debería dejar escapar.

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