Otra de las cosas que se echan en falta es una pole. Salir siempre en quinto lugar sin que haya un modo de clasificación no termina de convencernos, quizás estaría incluso mejor que dependiendo de la potencia de la máquina con respecto a la de los rivales uno saliera en la que le correspondiera en cada competición.
Eso sí, la dificultad de los carnets y las pruebas que hay que hacer para sacar cada uno de ellos y la cantidad de competiciones distintas, cada vez más difíciles por precisarse precisamente algún carnet determinado y un nivel concreto de conducción, hacen que el juego tenga una curva de aprendizaje idónea para cualquiera que quiera meterse de lleno con Gran Turismo 5 por neófito que sea y si se trata de un jugador experimentado, todo el principio le resultará muy sencillo y lo pasará rapidísimo para encontrarse con lo que ya le empiece a suponer un desafío.
Regalitos para todos.
Según comencemos nuestra partida, tras la instalación obligatoria, tendremos que hacernos con un coche de segunda mano. El concesionario de segunda mano, junto con el taller, serán una parada constante, ya que tendremos que hacernos con un buen repertorio de turismos en nuestro garaje para poder competir en todos los campeonatos y la mayoría de ellos son muy restrictivos, de ahí la necesidad imperativa de la cantidad siempre creciente de vehículos.
En segunda mano, el mercado será enorme y cambiará continuamente, mientras que en el concesionario de primera mano hay muy pocos coches, aunque de bastantes marcas y siempre estará estancado sin incluirse nuevos coches de manera periódica.
No obstante, en muchas ocasiones, nos ahorraremos el tener que comprarnos nuestro medio de competición, nuestra máquina, ya que hay varias formas de obtener esto gratis y que va desde la fidelidad diaria al jugar una partida de Gran Turismo 5 al día, hasta al premio por sacarse una nueva licencia, pasando por tener con oro las distintas competiciones.
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