[Análisis] If my heart had wings

Recientemente, como os comunicamos desde esta casa, se subió a Steam la visual novel ‘If my Heart had wings’, primer trabajo de MoeNovel en occidente que podía encontrarse desde hacía tiempo en su página web, en la de mangagamer y en la Google Play Store de Android en una versión completamente diferente.

‘If my heart had wings’ es un simulador de citas que fue concebido con escenas picantes y explícitas y que tenía comentarios acerca de los encuentros sexuales que tenían los personajes, pero fuera de Japón nos ha llegado censurado para que sea apto para todos los públicos y de este modo no solo no se ven los momentos hentai, sino que se han reescrito bastantes líneas e incluso se han modificado escenas de lo más light en las que por ejemplo se bañaba alguna chica y ahora lo hace con una toalla por encima o hay posturas de lo más extrañas a la hora de darse un beso para que no lleguen a verse dos labios tocándose. Sin embargo, pese a los cambios, la historia es tan rica, que se disfruta igualmente de lo que sucede en cada una de las rutas, aunque ocurran esas situaciones tan extrañas e inverosímiles como las relatadas aquí.

Soñando con volar.

Muchos tienen como sueño recurrente que están volando y ni siquiera para los que tienen vértigo es algo que se vea como pesadilla porque estando dormidos todos piensan en ello como en algo positivo y relajante. El tema principal de ‘If my heart had wings’ es, también, el ansia de volar, de despegar del suelo. Cada personaje tiene sus sueños e inquietudes, sus razones para querer volar, como poco de manera metafórica, aunque todos quieren volar también de manera literal o ayudar, al menos a que esa tarea sea realizable por otro del grupo de amigos. La novela es bastante extensa y gran parte de lo que suceda en tu primera partida, valdrá para todas las posteriores ya que forma parte de la trama central, de esa parte de la historia invariable, pero según nuestras decisiones, otras tantas cosas sí que cambiarán para que podamos conocer mejor a cada una de esas chicas que rodean a Aoi, el protagonista, y que tienen una ruta desbloqueable.

Desde el momento en el que Aoi conozca por casualidad a una chica que pide ayuda enviando un avión de papel, comenzarán las distintas historietas con las distintas mujeres y según profundicemos en cada una de ellas descubriremos cosas acerca de esa pobre muchacha paralítica y sus problemas familiares, o sobre esa amiga de la infancia con la que primero tendríamos una buena temporada de sexo sin ataduras y después ya saldríamos, o con una chica mayor que nosotros con muchos pesares en su corazón e incluso con dos gemelas un año menores que nosotros. Es decir, que tenemos un buen abanico de rutas en las que se toca un poco cada tipo de personaje más típico en el genero, y sin embargo ‘If my heart had wings’ tiene su propia personalidad, una bastante aplastante cuando salen a la luz las partes más dramáticas, pero envuelto todo con moe, bromas y el deseo constante de alcanzar los sueños individuales y colectivos de Aoi y compañía.

Todo lo que está alrededor del texto en sí, de esas escenas en las que decidimos por dónde tirar como en esos libros de «elige tu historia», es realmente bonito, desde los diseños de personaje a la gran cantidad de fondos de localizaciones que nos encontraremos con cosas tales como parques, llanuras, centros comerciales, habitaciones, garajes… pero sin duda, si algo destaca no es esa galería extensa de imágenes que desbloquearemos según avancemos, sino esa banda sonora de la que nos embriagará cada acorde de principio a fin y, no en vano, los encargados de ella se han llevado varios premios a nivel internacional por ese trabajo, pero lo acústico no se ciñe solo a las melodías y efectos sonoros, ya que también el juego está completamente doblado (en japonés) y cada personaje tiene cientos de líneas que escucharemos con esos tonos que hacen que, junto con las expresiones de sus rostros, estemos mucho más metidos en la historia, en la construcción de esa avioneta con la que surcar los cielos, en la aproximación de nuestro héroe con la que decidamos que sea su heroína.