Desde hace unos días podéis leer en esta web el análisis de Onikakushi, el primer arco de Higurashi no naku koro ni hou, es decir, el primer arco de la nueva versión de Higurashi no naku koro ni, la célebre visual novel que ahora tiene sprites con un diseño mejor realizado, un número mayor de líneas de texto y que además nos llega con una nueva traducción de mayor calidad a la anterior e incluso tendremos arcos añadidos inéditos hasta el momento fuera de Japón, por lo que es una oportunidad muy especial para ir leyendo, capítulo a capítulo, la historia de Hinamizawa, una ficticia villa maldita en la que ocurre de todo y donde nada es lo que parece. Hoy queremos aprovechar el recientemente lanzamiento del segundo episodio y vamos a contaros cosas acerca de Watanagashi el segundo de los arcos de esta terrorífica y misteriosa obra de Ryukishi 07.
Tras los sucesos de Onikakushi, se reinicia en cierto modo la historia, ya que volvemos a principios de verano, a Hinamizawa, para prepararnos para el festival que da el nombre de este segundo arco: Watanagashi, y del que se aprenden tantas cosas en esta ocasión, como sus distintos significados según cómo lo leamos, o la dualidad entre lo que pueden ser maldiciones o crueles y sanguinarias muertes llevadas a cabo por humanos, con el temor supersticioso, una vez más, a que todo vuelva a repetirse.
El tan esperado festival.
En Onikakushi conocíamos de cero a los personajes y nos enterábamos por ejemplo de la profesión de las dos víctimas que hubo durante la noche del Watanagashi, o teníamos decenas de escenas de risas y juegos con nuestras compañeras del colegio, al ser un arco desde los ojos de Keiichi. En él, ayudábamos por ejemplo a Rena a llevarse un muñeco del vertedero, se nos daban unas ligeras pinceladas sobre un proyecto no llevado a cabo de una presa que iba a haberse construido, pero que no se llevó a cabo al haber opiniones enfrentadas entre los habitantes del pueblo o veíamos cómo hay tantas cosas que podrían no estar más que dentro de la cabeza de los personajes.
Watanagashi, por su parte, nos devuelve a principios del verano, pero los datos que teníamos sobre el escenario y sus personajes, siguen siendo igual de válidos, por lo que no se nos repite que Keiichi acaba de mudarse y que está conociendo a los demás, sino que ocurre, y se cuenta con que tenemos esos datos, dándose por sentado que, en alguna conversación, él también tiene buena parte de la información que se nos había proporcionado antes, y queda claro por ejemplo cuando se menciona el nombre del hermano de Satoko, ya que no se sorprende con su existencia, mientras que sí lo hacía en Onikakushi. Esto es importante, ya que a pesar de que volvemos atrás en el tiempo para revivir los mismos días, todo ocurre de una manera diferente, con semejanzas, pero al lector se le van avanzando datos, entre el mar de dudas que surge sobre por qué ocurre todo y qué relación existe entre las muertes y acontecimientos de Onikakushi y Watanagashi, que es algo que precisamente Ryukishi 07 destaca en sus líneas de la «fiesta post-novela» en la que utiliza a sus personajes para que hablen sobre lo ocurrido, haciendo que de ese modo los lectores piensen en más hipótesis sobre lo que ocurre y por qué.
Además de hablársenos de la importancia del festival del Watanagashi, con sus bailes y ofrendas de algodón con esos futones viejos y esas prendas que tanto nos ayudaron otros inviernos, también conocemos la cara más siniestra de una deidad que parece estar siempre sedienta de sangre y que precisaría de sacrificios anuales para que pueda haber un futuro en Hinamizawa, con lo que es una historia truculenta que en realidad debería hacer huir de allí a todos sus habitantes. Detrás de cada leyenda hay parte de verdad, pero también mucho misticismo e historias más falsas que un billete de 40 euros, por lo que, cada año, todo el mundo acude sin falta a su cita del Watanagashi, cada uno con sus razones y algunos por miedo a que, de no ir, Oyashiro-sama la tome con ellos.
Entre otras muchas cosas, de mayor o menor relevancia en el conjunto de la historia en cuanto a sus arcos venideros, también hemos aprendido que hay tres grandes familias dentro de Hinamizawa (Kimiyoshi, Furude y Sonozaki) que son ellas las que parten el bacalao y que todo siempre girará en torno a ellas a la hora de tomarse decisiones importantes en el pueblo o incluso en lo referente a maldiciones, desapariciones y todo eso que nos atormenta, línea a línea, mientras nos devanamos los sesos pensando en si hay probabilidades de una salvación entre tantas risas, muñecas importadas y niñas monas maullando como gatos, hablando de manera metafórica, imitando un poco todo el tema de dobles sentidos y secretos siempre tan vigente en una aventura en la que no nos quedaremos solo en Hinamizawa, sino que iremos bastante al pueblo de al lado, con nuestra bici, para jugar en una tienda de juegos o conocer una popular cafetería (Angel Mort) en la que los dulces y tés parecen estar exquisitos y hacer que se acerquen clientes de prácticamente cualquier lugar de Japón, en parte también por el reclamo de los trajes de sus camareras (como hemos visto por ejemplo en Shiny Days)
8
Conclusiones:
Watanagashi, el arco en el que se juega aún más con la psicología de los personajes, es una continuación estupenda para lo que ya habíamos visto y aunque siguen echándose en falta voces, la banda sonora y efectos sonoros, nos ayudarán a meternos de lleno en el juego entre si Mion tiene o no una hermana gemela y las confusiones que eso genera, o las narraciones con todo lujo de detalles sobre desmembramientos, torturas o la verdadera naturaleza de alguien que siempre va con una máscara puesta.
4 Respuestas a “[Análisis] Higurashi no naku koro ni Hou ch.2 ~Watanagashi”