[Análisis] Hyperparasite

El más reciente de los trabajos que ha publicado la italiana desarrolladora de videojuegos Troglobytes Games es el curioso Hyperparasite. Hablamos de un título multiplataforma (PC, Xbox One, PS4 y Nintendo Switch) que salió al mercado en formato digital la semana pasada y del que, por el momento, no se sabe si llegarán a distribuirse copias en formato físico para los coleccionistas y aquellos que prefieren ese formato. Dependería, no obstante, del número de personas interesadas que se lo hagan saber a la empresa al cargo de ello.

En este indie de acción nos daremos de bruces con obstáculos duros desde la primera de sus fases según completemos el tutorial, siempre y cuando no optemos por saltárnoslo ya que, al contrario de lo que sucede en otros títulos, aquí es más que recomendable aprender los aspectos más básicos y controles a través de las explicaciones guiadas. Puesto que la exigencia es bastante elevada, la concentración también deberá serlo si no queremos sufrir el castigo al que nos deberemos atener cada vez que fracasemos: comenzar de cero, o casi, porque mantendremos lo obtenido en bienes, pero no el avance.

En este juego de disparos en tres dimensiones de estilo roguelike, con generación de mapas de manera aleatorio, las distracciones se pagan caras, así que más nos vale armarnos de paciencia y tener nervios de acero si no queremos tirar el mando por la ventana. 

Al contrario de lo que suele ser habitual, aquí no somos ningún héroe que deba salvar el mundo. Al contrario, más bien seríamos el villano destructor de todo lugar por el que pasa, el que arrasa con todo mientras se apodera de cuanto quiere a la fuerza. Nos ponemos en la piel de un alien con malas pulgas, un invasor del espacio exterior con la intención de exterminar y conquistar el planeta Tierra en algún momento de la década de los años 80 del siglo XX. El guion si bien está manido y lleno de clichés, entretiene como excusa y tiene un tono cómico para relajarnos en lo que procuramos hacerlo bien haciendo el mal.

En sus apartados técnicos no destaca por nada. No lo comparamos con los triple A, ni mucho menos, pero si lo ponemos frente a otros indie tampoco tiene una música, efectos sonoros o arte que vayas a recordar con el paso del tiempo. No tiene ningún aspecto más allá de lo que jugablemente te ofrezca que puedas resaltar e, incluso, lo que experimentes con él será bastante personal ya que el mismo punto que puede ser su fortaleza (su gran dificultad y el castigo que acarrea cada fracaso) es también su losa. No todos buscan el mayor de los desafíos sin que haya un selector o por lo menos una curva de dificultad para que nos vayamos acostumbrando al sistema y tengamos algo creciente en cuanto a lo que somos capaces de alcanzar.

El estilo de Hyperparasite es muy oscuro, rollo ciberpunk con neones y destellos. En cada uno de sus cinco actos nos encontraremos con mapas que incluyen varias salas en las que podemos encontrarnos desde objetos del entorno que pueden sernos útiles hasta zonas en las que decidimos en qué tipo de mejora queremos invertir para hacer algo menos angustioso el hecho de enfrentarnos a enemigos que pueden acabar con nuestra existencia en un suspiro, especialmente si vamos a lo loco y no mantenemos las distancias o nos hacemos a sus controles; que constan de un par de botones junto con los dos sticks de los mandos, uno para desplazarnos y el otro para disparar.

7

Conclusiones:

Hyperparasite es esa persona que no te causa buena impresión. No tiene la mejor de las apariencias y además es seco, pero quizás, si te esfuerzas por conocerlo, termina por caerte bien y eres capaz de ver su lado más amable.

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