El que haya un editor potente está bien para quienes quieran hacerse sus circuitos o disfruten de personalizarse su piloto y tener un kart de los autoslocos o el batmóvil o cualquier otra cosa que se les pase por la cabeza, pero todo en su justa medida y es que si fuera algo secundario para entretenerse entre carrera y carrera, estaría bien, sobre todo porque a todo el mundo le gusta ir con todo lo más personalizado posible por ahí, pero para sacarle provecho y hacer uso de ello, no perder tiempo y tiempo en hacerse nuevos modelos de coche o personajes para total no poderlos usar apenas en las carreras al ser tan escasas.
De hecho, con tanta edición y creación, casi parece que tengamos que hacernos nosotros un juego con las herramientas que se nos dan. Apenas hay torneos en el modo carrera y el modo online está puesto de pegote, y es que no es para normal que no haya forma de competir contra los demás y que lo más que se haga sean hospedarse tiempos de contrarreloj en su servidor para saber cuáles son los cronos del resto de los que jueguen a los mismos circuitos que tú en este juego.
Con treinta carreras diferentes en las que competiremos contra siete personajes más (de la IA) tendremos que encontrar los diferentes atajos, coger los objetos que vayamos viendo (son pocos y no demasiado llamativos) y pegar saltos, hacer derrapes o pillarles el rebufo a los rivales. Eso sí, todo esto ya no sin aportar nada nuevo, sino que con unos coches que son todos iguales, sin cambios según el modelo escogido, y con unos escenarios más bien planos y sencillos, sin curvas imposibles o elementos que los hagan especiales.
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