(Análisis) Persona 2: Innocent Sin

No son pocas las veces que hemos hablado de Persona 2: Innocent Sin, un título que nunca antes había llegado a occidente y además, el único que faltaba en América, que también tuvieron Persona 2: Eternal Punishment hace años -el único que nos falta a los europeos-.

Esta saga de Atlus, perteneciente al universo Shin Megami Tensei (Megaten) tiene la particularidad de tener siempre como protagonistas a adolescentes capaces de invocar a su yo interior, su Persona, para enfrentarse a los distintos males que amenacen su ciudad o el mundo, incluso.

La historia de Persona 2: Innocent Sin.

En Persona 2: Innocent Sin todo empieza con una serie de rumores, en los que más adelante podremos participar cambiándolos por otros diferentes para intentar manipular a la gente y conseguir así favores o información que de otro modo no obtendríamos. Es más, el primero de los rumores es sobre alguien que se hace llamar Joker que parece haber echado una terrible maldición sobre el área en que nos moveremos y, a partir de ahí se lía la madeja con una trama no demasiado interesante y que además tarda demasiadas horas en arrancar.

Precisamente, la historia, la forma en que ésta estaba narrada y el trasfondo de personajes siempre han resultado muy atractivos y cuidados en prácticamente todos los Megaten y, por supuesto en la saga Persona no era una excepción, como ya os pudimos contar por ejemplo en el análisis de P3P. Por esa misma razón, y estando además ante un juego de rol, el jugador se podrá sentir decepcionado porque lo que debería ser su punto más fuerte, no llega a las expectativas.

Jugabilidad.

La jugabilidad en Persona 2: Innocent Sin no es para nada fluida, divertida. Más bien, tendremos que ir siempre corriendo dentro de las mazmorras para cada dos pasos entrar a un combate y ahí ya optar por tirar de negociaciones con los demonios para así poder conseguir, quizás, cartas de tarot que nos allanen el camino por la obtención de nuevas Persona, o bien luchar contra ellos.

Las luchas son muy lentas. Nos tiraremos un montón de tiempo dentro de cada una de ellas, a pesar de saber cómo derrotar a los enemigos, hacer técnicas conjuntas o pillar justo su debilidad que, por otra parte, no nos da ninguna ventaja añadida al hacerle algo más de daño del normal, no como en otros juegos de la saga que eso significaba turnos extra y si era el enemigo el que nos las pillaba a nosotros, se aplicaba lo mismo.

Al igual que en el primero de los Persona, iremos en grupos de hasta cinco personajes y podremos optar entre dar ataques físicos con las armas que llevemos equipadas, teniendo cada uno de los personajes ya una afinidad marcada de serie y no pudiéndosele equipar otra cosa que no sea lo que le pega, o también podemos hacer magias gracias a las Persona.

El juego es una mezcla de dungeon crawler con exploración por la ciudad. Aunque, a decir verdad, tampoco es que la exploración tenga demasiado encanto, ya que nos moveremos por un plano sin vernos, hasta elegir dónde entrar y, si en ese momento se nos permite, hacer lo que sea: compras, hacer circular nuevos rumores…

Al contrario del resto de juegos de la saga, no existen los puntos de guardado, sino que podremos guardar cuando queramos siempre que estemos fuera de batalla y eso le quita cierta magia.

La saga megaten siempre se ha caracterizado por un gran peso de la mitología en cada título y, en esta ocasión, aunque hay muchos personajes del folclore que aparecerán, la historia no se centra para nada en ningún mito de ningún lugar, ni siquiera en cuanto a pinceladas. Lo que sí encontraremos, en cambio, serán menciones a la familia Kuzunoha; una estirpe de detectives que hacen pactos con demonios muy conocidos para todos aquellos que conozcan Shin Megami Tensei: Devil Summoner, otra saga spin off de la principal que tan sólo cuenta de momento con SMT, SMT II, SMT if, SMT III y SMT Strange Journey.

No parece un remake.

Persona 2: Innocent Sin no solamente peca de que su historia tarde demasiado en arrancar. Resulta que lo que nos ha llegado 12 años después de que fuera lanzado en la primera PlayStation no dista nada de lo que ya tuvieron en su época los que pudieron catarlo. En el anterior Persona -aquel con el que comenzó la saga-, sin embargo sí que había un cambio tremendo en su jugabilidad, que iba mucho más fluida que en el original. E incluso se llegó a incluir un montón de contenido nuevo extra a modo de misiones secundarias interesantes o más demonios a los que invocar.

En Persona 2: Innocent Sin ya hemos hablado de su jugabilidad, que deja bastante que desear ya que todos esperábamos algo como lo que tuvimos en Persona y, no sólo eso, sino que tampoco hay una mejora gráfica que se note, así como sonora, excepto en los momentos de animación que, si bien escasos, son excelentes.

Si no estuviéramos ante un Persona, quizás todos seríamos más permisivos y nos fastidiaría menos su falta de calidad -más aún en cuanto a comparación con los otros- pero no es el caso y como uno de ellos es demasiado flojo. Como rpg es cierto que dista de ser un juego de suspenso, pero tampoco merece halagos, debido a las grandes carencias que tiene y a todo lo que se esperaba de él precisamente por venir de quien viene, pertenecer a la saga que pertenece y no ofrecer aquello que se le presuponía.

Es una lástima que Persona 2: Innocent Sin no esté a la altura, aunque desde que empezó ya en el siguiente de la saga (Persona 3) todo lo de los social links, la saga dio un giro de 180º en donde justamente el argumento es lo más importante sin dejar descuidado el sistema de dungeon crawler con luchas más fluidas e interesantes de las que hemos podido ver en este título y que sí se esperaban de ese modo tras haber jugado al remake del primer Persona en el que además estaban las fusiones de demonios, lo cual es mucho más interesante que las cartas de tarot a la hora de hablar con Igor en la Velvet Room y reclutar nuevas Persona.

6

Conclusiones:

Persona 2: Innocent Sin no cumple con las expectativas de lo que debería ser formando parte de un Shin Megami Tensei. Su historia tarda demasiado en arrancar y su jugabilidad no es la panacea. Una lástima que no haga más llevadero y que este remake en cuanto a cambios y añadidos no se parezca en nada al del primer Persona que sí estaba muy mejorado.

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