Los prinny, esas criaturas pecadoras que habitan en Netherworld, mundo lleno de demonios en la saga Makai Senki Disgaea creada por Nippon Ichi Software, conocida por todos como una en la que el humor es la clave, puesto que su argumento hilarante y sus conversaciones sin igual entre sus carismáticos personajes han hecho que surgieran varios juegos en cooperación entre varias compañías introduciendo a algunas de estas figuras a modo de cameo o incluso como protagonistas como es en el caso de Cross Edge o Trinity Universe.
Sin embargo, son precisamente los prinny los únicos que aparecen en todos los juegos de la franquicia original sin necesidad de realizar acciones determinadas para que se desbloquee por ejemplo a su ama Etna o de tirar del, tan de moda hoy día, DLC.
Como todos bien sabréis, los prinny son seres con aspecto de pingüino que explotan si se les lanza, llevan bombas en sus bolsos, atacan con cuchillos y son bastante torpes, tanto que son unos auténticos especialistas en el arte de morir. Es por eso que, si ya llamaba la atención que se hiciera un juego con uno de ellos transformado en héroe para que fuera el protagonista, con las consecuencias que trae ser un bicho especialmente torpe, ahora con Prinny 2, nos encontraremos con más de lo mismo, pero con un argumento diferente, ya que en la primera entrega uno de los esclavos de Etna ya demostró que tenía lo que tenía que tener para ser un auténtico héroe a pesar de no tener madera en absoluto.
4 Respuestas a “(Análisis) Prinny 2: Dawn of Operation Panties, Dood!”