(Análisis) Ratchet & Clank: Todos para uno

Si bien es cierto que uno puede jugar perfectamente solo y aunque es un tópico aquello de que uno lo pasa mejor acompañado, la verdad es que en Ratchet & Clank: Todos para uno hay un montón de pequeños detalles y matices con los que uno se da cuenta de que está hecho especialmente para el juego en equipo. Por eso, entre otras cosas, uno puede también meterse en partidas online desde la fase que quiera en caso de que no tenga a nadie en su casa y no le apetezca jugar de manera individual.

Todo está pensado para ser al menos dos, de manera que hay por ejemplo sitios lejanos donde uno tiene que lanzar a su compañero, o zonas donde las puertas se cierran si uno no se queda dando a la manivela -por lo que queda atrasado- mientras el otro pasa para desbloquearla por completo encontrando la manera.

Incluso los ataques son mucho más poderosos en el caso de las armas especiales si nos ponemos de acuerdo para usar las mismas y fijamos el mismo objetivo. También, en lo que respecta a las armas, están las famosas tiendas de siempre con sus explicaciones tan singulares y repletas de humor y no podían faltar las mejoras para tener más capacidad de munición y más potencia. Otro punto a favor es la gran variedad que hay, para todos los gustos aunque ciertamente unas son mejores que otras, llevándose siempre más sonrisas por el público el Sr. Zurkon, una máquina autómata muy sarcástica que en caso de jugar en cooperativo y sacar más de uno, van en equipo dándolo todo.

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