(Análisis) Sleeping Dogs

Gráficamente el juego no despunta en absoluto e incluso se ve muy cojito para estar Square-Enix detrás, pero es todo tan entretenido que se les perdona que la cosa esté un poco a caballo entre las ciudades de GTA, con su tanda de cosas por hacer de una manera tan seria aunque siempre se pueda encontrar uno un vibrador rosa con el que matar transeuntes, y el querido Tokyo de Kiryu Kazuma en Yakuza donde podemos hacer cosas más de ocio. En Sleeping Dogs podemos matar de un sardinazo a un matón o tirarlo al cubo de la basura, también podemos ir a las peleas de gallos, o soltarlos por nuestra garganta en el karaoke o, si nos vemos con ganas, pues nos liamos a nadar por el océano y aquí paz y después gloria, pero no podemos olvidarnos de que la policía nos tiene cogidos de los cojones, esos mismos que tenemos por corbata cada vez que notamos que podríamos ser el próximo guiso de la señora Chu (la auténtica jefa y que además es cocinera) como en la banda se enteren de que para nosotros no son más que una herramienta y que no les somos tan leales como se piensan.

Varios tipos de misión.

Ya lo veníamos diciendo cuando hicimos las primeras impresiones hace unos meses, pero ahora nos ha quedado más claro cómo son los distintos tipos de misión, teniendo por un lado los favores (pintados en amarillo en el mapa), todo lo extra que nos pueda venir bien de triadas (naranja), misiones extras de policía (azul claro) y después misiones de la línea principal en dos colores, siendo el azul oscuro para policías y el verde para los mafiosos chinos.

Los tipos de misión son muy distintos entre sí, pero dentro de lo que son sus grupos, sin embargo son de lo más parecido, llegándose a repetir escenarios a veces, como en el caso de chicas que intentan engañar a Wei con sus encantos femeninos para que mientras una tercera persona le robe la cartera, o sobre todo la tanda de veces que nos veremos hackeando unas cámaras de vigilancia para pillar in fraganti a prácticamente todos los camellos que intenten hacer chanchullos y entregas en las zonas chungas de la ciudad y que terminen detenidos por la pasma.

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