(Análisis) Smart As

Si se nos da bien unir puntitos, como a los niños de preescolar, y sacamos tres estrellas, desbloquearemos un nuevo minijuego más avanzado de la misma temática, lo mismo sucederá con el resto de pruebas como la de completar palabras o hacer cálculos aritméticos. Esto vale para entrenarse una vez terminado el examen del día, para ver si así al día siguiente lo hacemos mejor. Aunque esto está puesto más bien, y sobre todo, para aquellos que después de ocuparse durante unos diez minutos (o menos) de hacer lo que les tocaba ese día, seguir un rato más porque el autobús aún no haya llegado a su destino o porque simplemente les apetezca estar más rato, como a los que les da por los pasatiempos como los autodefinidos o el sudoku, de los que también hay estudios que dicen que ejercitan los lóbulos cerebrales.

Ya que está tan a la orden del día meterle tablas clasificatorias a todo, en Smart As no se iba a ser menos, aunque se tenga descuidado el propio juego con errores como que uno escriba una A y le digan que es una I (que a ver quién hace eso tan parecido como para confundirlas) o que a veces se quede pensando más tiempo de la cuenta para darnos la siguiente parte de la prueba o detecte las respuestas cuando le viene en gana.

En las tablas clasificatorias podremos mirar en qué posición estamos dentro de nuestra ciudad, nuestro país, nuestro continente y el mundo. Además también podremos ver «de dónde son los más listos» o los que más puntúan, vaya, de manera global. Una curiosidad como cualquier otra, sin demasiado atractivo y menos cuando el juego en sí mismo ni es original, ni está bien llevado.