6,8
Conclusiones:
Su apartado artístico es de lo mejor que uno podría ver, con unos diseños increíbles dibujados a mano y simulando que está todo hecho a pincel con tinta de caligrafía japonesa. Sin embargo, Sumioni: Demon Arts, a pesar de tener ideas muy a lo Okami, no es una obra maestra, aunque sí está lo suficientemente bien como para que le dediquemos tiempo a perfeccionar el control con la tinta, en pasar los niveles más rápido y recibiendo menos daños y, especialmente, en ver los distintos finales de que consta. Es bonito y divertido, pero no desafíante.
Su historia es simple, sin complicaciones, sin giros de guión, básicamente tiene un prólogo y un epílogo narrados y el resto lo vemos por nosotros mismos con nuestras acciones. En ese sentido, es válido para todos los públicos, siempre y cuando no se busque una historia que recordar toda la vida, sino una experiencia jugable en la que hayamos disfrutado con Agura y sus fieles Shidou y Yomihi, dos seres a espirituales a los que podremos invocar
Una respuesta a “(Análisis) Sumioni”