(Análisis) Twisted Metal

En Twisted Metal seremos un payaso terrorífico, de modo que cualquiera sentirá auténtica coulrofobia ante sus extraños pelos, su encarnada nariz, su exagerado maquillaje y, sobre todo su siniestra voz con la que pronuncia palabras poco agradables al oído y que incitan a pensar que entre el tono y cómo se expresa, no está para nada de broma cuando asegura que disfruta matando y que hará lo posible por dar caza a cualquier presa que tuviera en mente, aunque tenga que ir al fin del mundo para conseguirlo.

Precisamente, de eso trata el juego de PlayStation 3 que hoy procedemos a analizar. De Sweeny Tooth, un asesino en serie que esconde su auténtico rostro bajo un disfraz de payaso y que es todo un sanguinario vengativo que hace tiempo destrozó una familia al completo, salvo por una mujer que logró escapar y a la que persigue, aunque necesita ganar un concurso donde antes tiene que matar a todos los competidores, para que alguien a quien él admira y que monta cada escenario de muerte donde lucharemos contra los demás, nos eche una mano para cumplir con nuestro cruel deseo.

Twisted Metal recordará a más de uno y de dos a Carmageddon y es que las premisas son prácticamente las mismas, ir con un automóvil y destrozar a los demás haciendo el animal.

La diferencia está en que aquí tenemos que derrotar a todos los enemigos sin que nos revienten ni una sola vez y que para ello podemos ir al garaje a cambiar de vehículo, llevando siempre con nosotros hasta un total de tres, y siendo todo ellos siempre diferentes en cuanto a armas que utilizan, carrocería y velocidad, de modo que lo mejor es estar bien atentos a todos estos factores si no queremos ser un pequeño decorado más en el mapa destrozado que quedará tras cada combate.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.