(Análisis) Twisted Metal

En el juego estaremos en varios escenarios abiertos en el mundo historia, pocos, la verdad, ya que es muy cortito y está más pensado para meternos en el modo libre o echar partidas contra otra gente en el multijugador; aun así, nos moveremos más o menos libremente mientras disparamos a los demás y evitamos distintas trampas esparcidas por el escenario o buscamos desesperadamente un camión sanador o llegar al garaje antes de que se nos dé matarile.

Tiene un planteamiento muy sencillo, pero le falta brutalidad para llegar a enganchar como debería. Los balazos son poco consistentes incluso en el caso de pillar de lleno con un golpe especial y realmente lo que más haremos serán trompos para recargar disparos con los diferentes objetos que hay por ahí desperdigados, mientras centramos nuestra atención en el siguiente objetivo.

Con un doblaje en español irregular y falto de pasión, se nos darán las instrucciones con pistas sobre lo que tiene cada nuevo circuito, para que los conozcamos bien antes de rejugarlos contra otra gente o nuevamente contra la IA por el placer de mejorar el tiempo que tardamos en matarlos a todos.

La verdad, es que el juego por más que fuera lo que Sony tenía preparado como el gran anuncio de hace un par de E3, en realidad ofrece muy poquito y cansa bastante rápido, de manera que lo más probable es que lo guardemos en un cajón o en su estantería pronto a poco que tengamos algún otro juego pendiente o medianamente rejugable que pueda captar mejor nuestra atención.

5,5

Conclusiones:

Twisted Metal no destaca en absoluto, apenas tiene circuitos o vehículos, aparte de que no hay demasiada variedad entre ellos, de manera que lo más probable es que no tardemos en cansarnos de matar enemigos sin apenas brutalidad, simplemente desgastando su carrocería hasta que no pueden más, en lo que son persecuciones de todos contra nosotros, pero tan sencillas, que no nos costará en absoluto. Otra historia es contra gente en el multijugador, porque ya sería todos contra todos, pero sigue sin compensar demasiado el poder jugar con los amigos cuando casi no hay armas, coches ni multitud de lugares para no saberse de memoria las pocas pistas en las que podemos correr.

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