(Análisis) Way of the Samurai 4

Eso sí, antes de comenzar a repartir espadazos con nuestro ronin, tendremos que crearlo y aunque las posibilidades son pocas y eso no vale para nada más que para verlo por ahí con unas pintas u otras, el juego estará lleno de más personalización continuamente, en base a si nos vamos comprando ropas o con técnicas que vayamos aprendiendo para saber manejar la katana mejor y movernos con más destreza por el mapa a la hora de enfrentarnos a los enemigos, aunque igualmente siempre se notará que falta fluidez y que muchos de los movimientos van de manera tan brusca como cuando uno en un muñeco articulado gira para el lado que no es el brazo y ya la tiene liada.

Algunas misiones irán por tiempo, otras las podremos hacer cuando queramos, pero sea como sea, todo dependerá de lo que estemos dispuestos a hacer, ya que aunque no sea un juego de posibilidades infinitas -ni mucho menos- ni con una jugabilidad  de notable (más bien de suficiente) estaremos entretenidos con algunos de los recados o minijuegos, como aquellos en los que nuestro joven alma errante terminará con señoritas realizando acciones no aptas para menores de 18.

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Conclusiones:

Way of the Samurai 4 tiene sus cosas buenas, variedad de misiones, una historia con un montón de finales por lo que la rejugabilidad está a la orden del día... pero el que realmente muchos de los finales sean prácticamente calcados entre sí y que la jugabilidad sea tosca, le da un hostión en toda la cara al tema de personalización, lucha o minijuegos por el mero hecho de que no disfrutaremos de ello del modo que deberíamos.

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