El juego no te castiga con la muerte en sí para que rehagas todo sacándote de sí mismo, sino que te teletransporta al pueblo para que te des cuenta de lo valioso que es el dinero y el pasarse horas y horas en el laberinto para conseguir precisamente pasta y también objetos intercambiambles por más al venderlos o que nos permitan equiparnos algo que nos venga bien sin hacer un nuevo gasto. Es más, si vemos que nos gastamos todo por ejemplo en una nueva espada, lo mejor que podemos hacer es echar unos cuantos combates extras para no quedarnos sin moneditas en nuestra saca, especialmente si tenemos pensado adentrarnos más en el laberinto, que los enemigos serían más duros y sería más probable que nos dieran golpes letales.
Se paga hasta por respirar. Así de claro. Si queremos curarnos fuera de un combate, podemos hacerlo con pociones o durmiendo, y en cualquier caso, deberemos apoquinar la cantidad que se nos reclame; además, cada miembro se paga sus cosas, excepto si queremos en ciertos momentos hacer un fondo común con todo por un bien del grupo que pueda beneficiarles a todos.
Los objetos que nos encontremos en el laberinto, estarán todos ocultos, y hasta que no desvelemos su naturaleza no sabremos qué son. Para esto tenemos dos opciones: o bien pagando directamente por cada ítem cantidades no precisamente pequeñas de oro o con un personaje apto con la habilidad necesaria y que a veces fracasa, se frustra y tenemos que pagar un par de monedas para que vuelva a estar feliz.
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