Impresiones de Super Mario Bros. 35

Desde el 1 de octubre podemos encontrarnos con Super Mario Bros. 35 en Nintendo Switch. Este juego, que se encuentra gratuito en la eShop para suscriptores del servicio online, nos obliga a estar conectados en todo momento ya que se trata de una battle royale en línea en la que se nos engloba a 35 jugadores en la misma sala, para que nos enfrentemos entre nosotros hasta que tan sólo quede uno en pie.

El juego cuenta con tres modos de juego: entrenamiento, batalla normal y batalla especial. 

El entrenamiento nos permite practicar antes de irnos de cabeza a las batallas de verdad, pero en realidad creemos que no hay mejor forma de entrenar y aprender que yendo directamente a los enfrentamientos contra otros jugadores, así que os recomendamos que lo obviéis o que, si queréis aprenderos un poco los niveles de Super Marios Bros (en caso de que no lo hagáis ya) juguéis al original, que se encuentra tanto en la consola virtual de NES como de Super NES y ambas aplicaciones son gratuitas para suscriptores, al igual que este Super Mario Bros. 35 o Tetris 99, de quien ha tomado prestada la misma idea de fastidiar al prójimo modificando bastante la experiencia original de un clásico imperecedero.

El modo de batalla normal es, como su nombre indica, el modo de juego básico, por defecto. En él nos encontraremos con los ocho mundos de Super Mario Bros, fase a fase, aunque no en orden y además con el hándicap del aluvión de enemigos que nos lloverán por parte de los otros jugadores. Bichos que no tendrían, ni siquiera, por qué pertenecer a la fase que estemos jugando ya que todo lo que otro derrote, se lanzará a la nuestra y, aunque comencemos todos desde la misma fase (con selección aleatoria a través de un sistema de votación donde se contemplan las elecciones de cada jugador) los tiempos de cada cual al superar los niveles o los obstáculos que se vaya encontrando, harán que por ejemplo mientras estamos en la fase 1-1, otro esté en la 1-4 y nos pueda aparecer un Bowser en el lugar más insospechado. Puesto que nuestro tiempo límite es inicialmente de poco más de medio minuto, tendremos que intentar acabar con cuantos goomba, koopa y demás fauna como seamos capaces para ir rascando segundos que se sumen a nuestro marcador. Si además lo hacemos en un combo, obtendremos más segundos de golpe que si vamos de uno en uno, lo mismo se aplica a si saltamos sobre ellos en lugar de derrotarlos con bolas de fuego. Por superar los niveles, también recuperaremos tiempo; mayor o menor en función del alcance de nuestro muñeco en el banderín final. Sin embargo, si utilizamos los atajos de fase (por ejemplo el de la fase 1-2 que nos lleva a un selector de tres pantallas elegidas por el juego), no obtendremos segundos adicionales por saltarnos la aleatoriedad de la pantalla que nos perteneciera como al resto del grupo.

Al igual que en Tetris 99, podemos elegir a quién lanzar cosas de manera manual con el stick derecho o bien tirar de alguna de las cuatro categorías de acceso rápido (aleatorio, menos tiempo, más monedas  contraataque). Podemos cambiar en cualquier momento de opción de ataque, aunque no nos conviene despistarnos mucho con los enemigos cuando lo más importante es que sobrevivamos tanto al tiempo límite como a los enemigos y posibles caídas. En función de nuestra posición final, se nos obsequiará con un número mayor o menor de monedas, dependiendo de cuántas tuviera cada uno de los demás jugadores que murieran antes que nosotros a la hora de finalizar su partida, ya que se crea como un bote común del que todos recibimos algo. Ya que las monedas son el premio, os preguntaréis para qué valen. Lo más lógico es que acumulemos muchas más de las que podamos gastar, sobre todo si no vamos suicidando a nuestro muñeco a las primeras de cambio; ya que antes de cada partida podemos realizar una pequeña inversión para que Mario, en lugar de comenzar pequeño, lo haga con un objeto como una seta de crecimiento, una flor de fuego o una estrella de invencibilidad temporal a toques. El dinero interno de las partidas comienza en cero y cada vez que juntemos veinte monedas, podemos decidir si hacer uso de la caja de objetos aleatoria de pago o seguir ahorrándolas para cuando nos veamos más necesitados de un pequeño empujón.

La batalla especial nos invita a jugar con algunas variantes en sus reglas. Por ejemplo, la primera que hubo desde su lanzamiento hasta ayer día 5 de octubre, nos daba a Mario en tamaño grande por defecto junto con 35 monedas de serie. A partir de ahí, todo era idéntico en cuanto a mecánicas que el modo normal, a excepción de que tan sólo nos saldrían pantallas de los dos primeros mundos, es decir, las comprendidas entre 1-1 y 2-4. A partir del día 9 se abrirá de nuevo la sala de la batalla especial y todo apunta a que cada poco nos encontraremos ahí con nuevos desafíos y contenido.

Al jugar partidas tanto en el modo normal como en el especial, se nos otorgan puntos de experiencia en relación a nuestro desempeño. De cuando en cuando, subiremos de nivel de jugador y, con ello, iremos obteniendo diferentes avatares que poner junto a nuestro nombre.

Super Mario Bros. 35 es un juego muy original, que ha dado una vuelta de tuerca sobre sí mismo y en el que no siempre depende nuestra maña, sino también el factor suerte. Le auguramos una buena vida, aunque, por el momento, está sentenciado a desaparecer el 31 marzo de 2021, fecha en que dejará de estar disponible, porque Nintendo ha decidido que sea una experiencia limitada en el tiempo y que lo exprimamos todo cuanto queramos durante estos seis meses. 

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