Hace unos días pudimos probar uno de los dos nuevos juegos en los que Warren Spector estaba trabajando tras Epic Mickey. El título al que le echamos el guante fue Epic Mickey: Power of Illusion, un aventuras de 3DS que recuerda a Mickey World of Illusion y Land of Illusion porque está claramente inspirado en esos clásicos de Master System y que podría decirse que es una continuación al menos de manera espiritual, aunque con los dos pinceles -el de pintura y el de disolvente- que conocimos en Epic Mickey cuando a nuestro ratón le da por liarla en la casa de su maestro, Yen Sid.
Lo primero que vimos al coger la consola fue lo evidente, lo que entra por los ojos, unos gráficos que huelen a retro con una belleza increíble y a Bestia (de la película La bella y la bestia) pidiendo ayuda a Mickey que acto y seguido se va de aventuras a un camino en el que se ve que tenemos un pequeño mapa con varios parajes que visitar llenos de peligros que sortear.
Con nuestro torpe protagonista, Mickey Mouse, tendremos que demostrarnos a nosotros mismos que somos todos unos maestros de las plataformas para desplazarnos rápido de un lado a otro sin terminar muertos sobre cualquier pincho o devorados por un nada inocente enemigo de los páramos invocado por la malvada bruja Mizrabel. Además de contar con nuestra habilidad para saltar sobre los salientes, cubículos o cabezas de los enemigos, también aprenderemos algunas técnicas ya que a no todos los enemigos se les aplasta como si fueran goombas y, además, tendremos el poder de los pinceles, con el cual seleccionaremos desde la pantalla táctil lo que queremos hacer que cambie y dándole vida gracias a la pintura o quitándosela y haciendo que algo desaparezca gracias al disolvente.
Esto de los pinceles es muy interesante, ya que así podemos conseguir por ejemplo cubrirno de un ataque, aplastar a un rival o montarnos una pequeña escalera por la que pasar cuando veamos el camino cortado, pero eso sí, nada de derrochar la pintura o el disolvente o todavía nos tocará esperar un rato o viajar para atrás para recuperarla y poder seguir haciendo de las nuestras.
Lo que más gustará a muchos, además de que su jugabilidad en lo que pudimos probar estaba muy bien y que gráficamente era muy bonito, es el hecho de interactuar y visitar distintos mundos de Disney para ayudar a los distintos personajes con problemas y hacer del mundo un lugar un poquito más feliz. Este concepto tan de «haz el bien, y no mires a quién» que tan ligado ha estado siempre con ese estudio de animación y por el cuál parece que nunca nadie sale perjudicado, o al menos sabe cómo arreglárselas al final.
Nos habría encantado jugarlo durante más tiempo para contaros más cosas, pero tendremos que esperarnos a otoño -cuando salga o vaya a salir- para pillarlo por banda y ofreceros un análisis de este juego de scroll lateral que tan buen sabor nos ha dejado. Lo que sí, que estaría bien que jugaráis -si tenéis la oportunidad- a los clásicos.