La tendencia de juegos de PS Vita que aterrizan en PC sigue con el que nos ocupa hoy, una retorcida vuelta de tuerca a los cuantos de hadas que todos conocemos en forma de dungeon crawler.
Los responsables de Mary Skelter: Nightmares son Compile Heart, la prolífica compañía japonesa que, entre Neptunia y Neptunia, tiene tiempo para sacar otros juegos como este, Fairy Fencer F, Monster Monpiece, Sorcery Saga, Dark Rose Valkyrie o Trillion, entre otros muchos. El juego ya llegó a nuestras PS Vita en 2017 pero es en este año en el que se ha estrenado con un port para ordenadores.
UN CUENTO MACABRO
La historia se ambienta en una prisión viviente con forma de torre en la que se hacinan como prisioneros nuestros protagonistas Jack y Alice así como muchos otros humanos a merced de las torturas que les infligen aterradoras criaturas llamadas Marchen. Sin embargo, un día son rescatados por una misteriosa chica llamada Red Riding Hood que les lleva a un movimiento de resistencia formado por los últimos humanos libres cuyo objetivo es hacer crecer la cárcel para poder escapar a la superficie. Para eso tendrán que recorrer las diferentes zonas del tenebroso lugar y descubrir el secreto de su existencia.
La ambientación y la premisa del argumento son muy interesantes ya que tiene un tono misterioso y macabro que llama la atención y plantea muchas preguntas, además de dar una versión retorcida de los cuentos populares gracias a sus personajes, que se inspiran en figuras como Jack de Jack y las judías mágicas, Alice de Alicia en el País de las Maravillas, Caperucita Roja, Pulgarcita, La Bella Durmiente y muchas otras. Lo malo es que la historia tarda demasiado en arrancar y, cuando lo hace, ya en el tramo final del juego, es muy apresurada y fuera de lugar, como si fuese una excusa de última hora para justificar todo lo que ha pasado, un resultado muy poco satisfactorio con los mimbres tan prometedores que se habían utilizado. Por suerte, la relación entre personajes es lo suficientemente interesante como para mantener nuestro interés, con algunos momentos de humor acertados aunque se abuse mucho de ciertos estereotipos.
Los gráficos son más que correctos para un dungeon crawler en 3D ya que nos movemos en primera persona por salas y pasillos casi eternos y muy similares entre sí pues los recursos se reciclan al máximo en los extensos mapas del juego. Sin embargo, el diseño artístico consigue que nunca nos cansemos de los escenarios gracias a una ambientación oscura que toma características de los cuentos populares de los que provienen los personajes para darles una interpretación grotesca como las oscuras calles del País de las Maravillas, un bosque de bambú industrial o un distrito del placer con escenografía de La cenicienta. El diseño de monstruos y personajes sigue la misma senda, con muchas referencias literarias aunque algunos son más inspirados que otros, especialmente en lo que se refiere a los enemigos, que a veces no encajan en el diseño general.
¿Qué tal se porta el port de PC? La verdad es que el título original no era muy exigente y, en esencia, tira muy bien a nivel gráfico y de rendimiento pero no es perfecto. En primer lugar, apenas existen opciones de configuración, algo que siempre viene bien aunque el origen sea tan modesto. Pero el problema más grave es que, en ocasiones, hay ciertos símbolos del escenario (como los puntos de recolección, los combates obligatorios, las flechas para subir de piso o las escenas de historia) que no cambian su aspecto al accionarlos o que no aparecen directamente, por lo que debemos pasar por cada casilla del mapa para confirmar que no hay nada, aunque es cierto que este mismo mapa ya nos indica el estado real de alguno de esos símbolos. Para rematar la faena, en ocasiones el juego se cuelga, lo que obliga a reiniciar sin poder recuperar el punto donde nos encontrábamos.
El sonido de Mary Skelter sigue la tónica del apartado visual para meternos el mal rollo en el cuerpo, primero con sonidos ambientales que casi caen en el terror como los gemidos de la cárcel, los aullidos amenazantes de las poderosas Nightmares que pululan por cada escenario o efectos ambientales como carne prensada o puertas chirriantes. La música acompaña con temas que podrían acompañarnos en nuestro más dulces sueños si no hubiesen pasado antes por cien litros de petróleo para convertirlos en composiciones oscuras y enervantes, aunque la cosa cambia con las animadas melodías de batalla y una gloriosa canción en los créditos finales que es un popurrí de éxitos de la música clásica en clave de pop-rock y con letra. Y como no podía ser de otra forma, en el reparto de actores de voz hay nombres tan conocidos como Rie Takahashi (Emilia en Re:Zero, Mash en Fate/Grand Order, Megumin en KonoSuba) como Pulgarcita, Asami Imai (Kurisu en Steins;Gate, Noire en los Neptunia, Chihaya en The Idolmaster) como Cinderella, Sumire Uesaka (Shalltear en Overlord, Sanae en Chûnibyô demo koi ga shitai!, Anastasia en The Idolmaster) como Alice o Rumi Okubo (Chinatsu en YuruYuri, Elisabeth y Astolfo en Fate/Grand Order) como Red Riding Hood. Como se puede esperar de ellas, cumplen con las expectativas sobradamente.
LA SANGRE LLAMA A LA SANGRE
En la faceta jugable nos encontramos con un dungeon crawler, es decir, que recorreremos las distintas zonas, que a su vez están divididas en varios pisos, en primera persona combatiendo contra enemigos, resolviendo puzzles y recogiendo loot mientras intentamos no perdernos, algo con lo que nos ayuda el mapa automático. Los combates son por turnos con un grupo de hasta cinco personajes que podemos colocar en la parte frontal o trasera para potenciar ataque a cambio de defensa y viceversa. Cada personaje tiene su propia clase inicial a la que se suman hasta otras ocho que se desbloquean a medida que subimos de nivel, cada una con sus propias habilidades y restricciones, por lo que podemos crear un grupo a nuestro gusto.
Hay varias mecánicas originales en Mary Skelter y la más importante es la sangre. Cada una de las heroínas tiene un medidor de sangre que se va llenando si se atacan las debilidades de los enemigos o los eliminamos con un golpe potente (el overkill de toda la vida). Con esa sangre tenemos dos opciones en primer lugar, la primera es lamer la que embadurna a alguna de nuestras compañeras para obtener algún beneficio (recuperar vida o puntos de habilidad, por ejemplo) o dejar que el medidor se llene para entrar en el modo Massacre, donde el poder del personaje se desata y, además de potenciar todos sus parámetros, tiene acceso a ataques especiales muy poderosos. Sin embargo, si reciben mucho daño de los enemigos, esa sangre se irá corrompiendo hasta que la heroína entre en modo Blood Skelter donde atacará con fuerza a aliados y enemigos indistintivamente, un estado berserker en toda regla.
En ese momento entra en juego el sexto miembro del grupo, Jack, que no participa activamente en la batalla pero cuyo papel es muy importante. Resulta que su sangre consigue limpiar la corrupción de las luchadoras por lo que durante su turno en el combate tenemos la opción de dispararla contra una de ellas para impedir que entre en Blood Skelter, aunque su sangre no es ilimitada y debemos vigilar su propio medidor y recargar si es necesario a riesgo de que acabe paralizado, lo que no nos conviene porque, además de ese importante papel con el que incluso es capaz de anular el Blood Skelter, también puede proteger a las heroínas y al principio del juego es el único con acceso al uso de objetos.
La brillante sangre rosa también es muy útil en la exploración porque manchará los lugares donde combatamos, lo que sirve para orientarnos en el laberinto sobre todo cuando nos encontremos con la gran amenaza del juego: las Nightmares. Estas criaturas nos perseguirán en tiempo real por cada zona y son invencibles hasta que destrocemos un núcleo de donde surge su inmortalidad. Si nos topamos con ellas, la oscuridad cubrirá la pantalla y tendremos las opciones de huir de su zona de influencia o enfrentarnos a ella para paralizarla el tiempo suficiente para escapar. Esto añade bastante tensión al juego y un punto de incertidumbre en cada partida, aunque lo bueno es que podemos utilizar las trampas del laberinto contra ellas también.
Existen otras mecánicas como la mejora de equipamiento a través de cristales, la involución para reducir nuestro nivel pero manteniendo algunas ventajas, regalar obsequios a las chicas para aumentar el afecto con ellas y desbloquear escenas especiales o un minijuego que nos ayuda a prevenir la corrupción de las luchadoras antes de entrar en los laberintos que consiste en… frotar la sangre de Jack sobre los cuerpos ligeritos de ropa de las chicas, gemidos sugerentes incluidos. Un fanservice que sobra completamente. Tampoco nos podemos olvidar del sistema para complacer los deseos de la prisión (hambre, lujuria o sueño), que se consiguen a través de diferentes métodos y que, cuando llenamos los medidores correspondientes, nos ofrecen diferentes bonificaciones en forma de ruleta tanto en combate como en la exploración. Por último, cada protagonista tiene una habilidad especial para recorrer el laberinto, ya sea crear un punto de guardado donde nos plazca, derribar muros agrietados, lanzar flechas a objetivos lejanos, teletrasportanos o aumentar nuestra velocidad de viaje, lo que nos ayudará en especial para sortear las diferentes trampas y resolver los rompecabezas.
Como dungeon crawler, Mary Skelter es un juego muy entretenido que nos mantiene siempre en alerta porque podemos morir en cualquier momento si nos descuidamos en un combate o nos pilla una Nightmare de forma imprevista y, además, motiva a la exploración gracias a las recompensas posibles y a una mínima variedad de situaciones y puzzles para que nunca se haga repetitivo. El sistema de la sangre es muy interesante ya que añade un fondo estratégico y de gestión para aprovechar al máximo cada turno, con momentos de angustia cuando veamos que varias de nuestras compañeras están al borde del Blood Skelter, a Jack le queda poca sangre, los enemigos no dejan de atacar y, para colmo, quizá una Nightmare se ha sumado a la fiesta.
Al final, hay tantas mecánicas a nuestro alcance que algunas tienen una utilidad dudosa, con ciertas clases que no aportan casi nada a los personajes o los sistemas de prevenir la corrupción o la involución que no son necesarios para avanzar con soltura en el juego. Los encargos también pasan muy desapercibidos ya que, aunque la mayoría se puedan cumplir sobre la marcha, sus recompensas no son muy atractivas. Sin embargo, es indiscutible que tal variedad de mecánicas y situaciones permiten que nunca caigamos en el aburrimiento.
Como en todo buen dungeon crawler, la dificultad depende tanto de la suerte como de nosotros mismos. Si somos de esos que no dejamos ningún rincón sin explorar ni huimos de ninguna batalla, conseguiremos la suficiente experiencia, equipamiento y objetos para avanzar sin muchos problemas en el juego, lo que nos puede llevar entre 30 y 40 horas para terminarlo según nuestra dedicación a completar los mapas y las tareas. Eso sí, para alcanzar el final bueno debemos conseguir todas las partes de la pistola de Jack antes del enfrentamiento final ya que el final malo no se puede ni definir como tal ya que, tras una escena, nos manda de vuelta al menú principal sin ofrecer ningún tipo de conclusión.
7,5
Conclusiones:
Mary Skelter: Nightmares es un dungeon crawler con ideas originales que triunfa a la hora de ofrecer un juego distinto y variado, a lo que ayuda mucho una ambientación tétrica muy bien conseguida para ofrecernos muchas horas de entretenimiento. Sin embargo, la mediocre historia, el bochornoso desenlace y algunos problemas del port le impiden alcanzar una nota más alta.