Si bien es cierto que era todo más difícil, también lo es que, por contra, tanto en este juego como en su secuela, tenemos menos enemigos que en Ninja Gaiden 3 y además las fases son más cortas y nos encontraremos el mismo número de puntos de guardado, ergo, estos aparecerán cada menos y como además hay potenciaciones de armas, todo se va haciendo más sencillo, por lo que es una cosa por la otra. Lo comido por lo servido.
Con una historia poco importante y puesta como relleno para que sirva como una excusa cualquiera para simplemente controlar a Ryu Hayabusa en diferentes escenarios de diversos puntos del mundo, iremos aprendiendo nuevos combos según encontramos pergaminos que nos enseñen a hacerlos y nos iremos enfrentando a enemigos tanto humanos como sobrehumanos.
Cada muerte que provoquemos, terminará con un orbe de un color determinado, que puede subirnos un poco la vida, darnos algo de dinero para ser consumidores de primera en la tienda de Muramasa, o nos rellenará un poco el ninpo, o arte ninja especial que esta vez se utiliza con el panel táctil trasero de la consola, para que así, la falta de botones con respecto a la versión de sobremesa quede sofocada por otro lado. También, podremos ponernos una vista en primera persona si pulsamos sobre la táctil delantera y ya desde ahí, mirar todo nuestro entorno haciendo uso de los girómetros, es decir, moviendo la consola para los lados.