(Análisis) OMG-Z

Hay varios tipos de zombis: el civil, que explota al recibir un disparo, haciendo daño a otros zombis y desencadenando así una cadena de explosiones; el grande, cuya explosión es mayor; el policía, que al morir dispara una bala en línea recta eliminando lo que encuentre a su paso; el soldado, que dispara hasta cinco balas en varias direcciones; y el tóxico, que al morir deja un charco de ácido, causando daños a quien lo pise.

Dado que se dispone de una munición muy limitada, se deben aprovechar al máximo estas características para que cada disparo se lleve por delante un gran número de zombis.

Cada nivel terminará cuando se agote toda la munición o cuando se eliminen a todos los zombis, pudiendo repetir cada pantalla tantas veces como se desee, pues dependiendo del número de zombis que se maten se obtendrá una medalla, que proporcionará más o menos dinero, con el que se podrán comprar mejoras, tanto del arma (más munición, más potencia de disparo y mayor velocidad al recargar) cómo de los varios tipos de zombis (el alcance de la explosión, el daño que producen, el número que aparecen por nivel, etc.), que facilitarán el camino. La necesidad de obtener dinero se encuentra enfrentada a las ganas de volver a rejugar los niveles, ya que, salvo excepciones, no suponen ningún desafío.

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