Yakuza Kiwami es el remake del primero de los juegos de la serie Yakuza, de la que pudimos jugar a su precuela o episodio cero este mismo año para entrar en materia y ver de primera mano qué le ocurrió a Kazuma Kiryu antes de aquello que se relata en este título realizado por el décimo aniversario desde su lanzamiento que si en su día se dio en PS2, ahora lo encontramos para la consola de la misma marca de dos generaciones después, es decir, PS4.
El lavado de cara de Yakuza Kiwami no es tan solo en cuanto a gráficos reutilizándose el motor «Dragon Engine» de, por ejemplo, Yakuza Zero, sino que también tenemos más de media hora adicional en secuencias de vídeo, muchas más misiones y distracciones y el modo añadido en la aventura de Majima Everywhere con el que, como podréis imaginar, nos encontraremos a Goro Majima en cualquier lugar de la ciudad a cualquier hora del día o de la noche porque ya nos avisa él desde el principio que piensa ser nuestra sombra y que hará todo cuando pueda para luchar contra ése que es su amigo y rival; consiguiendo así recuperar nuestros poderes dentro de la senda del Dragón de Dojima, una de las diversas modalidades de combate con que contaremos para partirles la cara a todos esos que se lo merezcan.
La historia de Yakuza Kiwami comienza con un suceso fatal que provoca que Kazuma Kiryu chupe condena por un delito que no cometió. Durante los diez años que está en la cárcel, algunas cosas han cambiado en Kamurocho y no nos referimos tan solo a la ciudad, sino también a las relaciones y maneras de comportarse de los personajes de su entorno, es decir, amigos, conocidos y miembros de las distintas familias de yakuza.
Los primeros compases nos valen como un ligero tutorial ante lo que está por venir, esas decenas de horas pateando ese barrio con tan mala fama, donde se dan cita todo tipo de negocios turbios, aunque también habitan buenas personas, como precisamente Kazuma Kiryu, que aunque su sueño haya sido siempre ser un yakuza, como su padre adoptivo, él es más un justiciero, un hombre tan inocente que se fía de la palabra de cualquiera y al que incluso un delincuente de medio pelo puede estafar, aunque también puede llevarse una somanta de leches cuando nuestro fornido protagonista se dé cuenta del engaño.
Las posibilidades no son ilimitadas, pero sí numerosas, ya que contamos con multitud de centros de entretenimiento como los recreativos, casinos (uno de ellos clandestino) y el coliseo. Así podemos tirarnos horas por ejemplo jugando al póker, al hanafuda, al cee-lo, a la ruleta, al Black Jack… o haciéndonos fotos en las máquinas de purikura, ir al karaoke, a la bolera, al billar, a los dardos, hablar con chicas en sus clubs para después quedar con ellas, jugar con el coche teledirigido que previamente montaremos con piezas que habremos comprado o conseguido de alguna manera… es decir, que si no queremos ir al grano en la historia, tenemos entretenimiento más que de sobra por cada recoveco de la ciudad.
Si exprimimos bien el juego, la aventura puede durarnos más de 40 horas. Esta vez no tendremos problemas económicos ya que las habilidades de nuestros distintos estilos de lucha (a los que podemos cambiar dentro de los mismos combates de un modo muy veloz con la cruceta del mando) se pagan con puntos de experiencia que se consiguen comiendo, bebiendo y luchando, es decir, recuperándonos vida y pateando el trasero de todo cuanto se meta en nuestro camino, especialmente el de Majima, no solo porque lo encontraremos más veces que a nadie (o mejor dicho, que él nos encontrará a nosotros) sino también porque con él conseguiremos muchos más puntos de experiencia que con ningún otro y, por consiguiente, subiremos el nivel de nuestras disciplinas (brawler, rush, dragon, beast) y también de todo lo concerniente a los ataques con heat y a incrementar nuestra vida y potencia de los golpes en general.
Yakuza Kiwami tiene, como era de esperar, un Kamurocho completamente fiel a como era Kabukicho en 2005, incluso hay lugares que aún a día de hoy son iguales como por ejemplo las franquicias del café Pronto, de la tienda de takoyaki Gindaco o los recreativos Sega, por no mencionar todas las luces de neón o las pintas que llevan los integrantes de las distintas tribus urbanas. A través de Kazuma Kiryu podemos pasear libremente por un barrio que no goza de demasiada buena fama por estar repleto de yakuzas y esto lo hace una experiencia bastante única tanto para los que hayan pasado por ese popular portón rojo como para los que tan solo lo hayan visto en reportajes, fotografías o videojuegos.
El argumento va de menos a más y guarda varias sorpresas y giros de guion que, unidos a las sublimes voces y a la buena localización de SEGA, nos mantendrá enganchados desde esa primera escena en la que Kazuma se esfuerza tanto por darle un bonito de regalo de cumpleaños a la amiga de la que está perdidamente enamorado.
9
Conclusiones:
Yakuza Kiwami es un juego de acción que narra una historia de yakuzas compleja y bien contada a la par que le sacamos partido al entorno realizando todo tipo de actividades con nuestro protagonista, un tipo duro con un corazón de oro. Adictivo, interesante y un juego totalmente imprescindible en la colección de cualquier poseedor de PS4 indistintamente de si se trata de alguien que se inicia ahora a la saga como si ya se venía del título original, con menos contenido y unas animaciones y expresiones que, por motivos técnicos, no llegaban a reflejar lo que ahora.
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