Los Olvidados – Gauntlet IV

Las notas discordantes en este sentido son el Quest Mode y el Battle Mode. El primero introduce elementos tales como la posibilidad de adquirir armas o de desarrollar las aptitudes de nuestros personajes, en un intento por darle al programa un toque de RPG loable pero que, en mi modesta opinión, es un añadido que podemos obviar, dado que, si uno quiere un juego de aventuras, Mega Drive cuenta en su catálogo con alternativas bastante más serias y mejor ejecutadas. El Modo Batalla propone enfrentamientos directos entre jugadores; interesante como curiosidad, pero también prescindible. Lo que hace de este Gauntlet IV un juego a la altura de su buen nombre son los modos Arcade, que no necesita explicación, y Record, el modo de juego más denso y sin duda el más pertido si uno ha de jugar solo, en el que se nos conceden 99 monedas para vagar sin límites por esas mazmorras que el demonio confunda, y en el que se nos contabilizan totales y promedios de puntuación, daño, comida recogida y tiempo. Un modo ideal para los amantes de los retos personales y los aficionados a las estadísticas.

Adventures of iron

Si hay que pararse a hablar de detalles técnicos, Gauntlet IV no deslumbra por su calidad gráfica. Visualmente es tan crudo, rudimentario y espartano como su hermano para los salones recreativos (aparecido en 1985, no lo olvidemos) y ya en el lejano 1993 era un dinosaurio comparado con otros juegos de Mega Drive de aquel año e incluso anteriores (en esa fecha salieron Sonic 3 y Street Fighter II Champion Edition, con eso está todo dicho). Presenta un diseño de niveles casi minimalista y sprites menudos y con pocos cuadros de animación. En su descargo hay que decir que estamos hablando de un juego que tenía que mover decenas de sprites en pantalla a la vez, y eso era algo con lo que las máquinas antiguas podían llegar a sudar la gota gorda, llevando a parpadeos de sprites y a ralentizaciones que, si se producían de forma muy reiterada o por tiempo prolongado, incidían de forma negativa en la experiencia de juego. De hecho, con la cantidad de enemigos moviéndose y atacando que pueden llegar a verse en pantalla a la vez, sorprende que el único efecto secundario es que algunos sprites se vean dibujados sólo a medias o presenten un fugaz parpadeo, y que muy rara vez se produzcan las molestas ralentizaciones. De todos modos, aún teniendo en cuenta todo esto, seguimos estando ante un juego que, sin llegar a ser gráficamente pobre o descuidado, sí que se ve bastante tosco.

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