(Análisis) Terraria

“La felicidad puede hallarse hasta en los momentos más oscuros si se sabe usar bien la luz”

Michael Gambon en “Harry Potter Y el Prisionero de Azkaban»

A veces, muy de vez en cuando una persona, en nuestro ejemplo un programador visionario llamado Markus Persson, tiene una idea. Una original y sin precedentes, nunca vista hasta entonces. Y de esa forma nacen joyas como Minecraft.
Y en ese momento alguien en otra parte ve que Minecraft  gozaba de unas posibilidades infinitas. Un constructor de mundos con opciones de aventura y exploración. Y pensó en darle la vuelta al concepto: un juego de aventuras y exploración con toques de construcción. El resultado, queridos lectores, es Terraria.

Lleva ya un mes entre nosotros y sus cifras no pueden ser más impactantes. En su primera semana en Steam había batido records, llegando a ser más jugado incluso que los Call of Duty.

Y no es para menos. Su simpleza es chocante, pero la profundidad de la que goza resulta completamente abrumadora.

Terraria no es un juego habitual. Es posiblemente otro de esos ejemplos de los que puede hacer un equipo pequeño cuando está repleto de buenas ideas y de ilusión.

No vamos a entrar a describir sus capacidades técnicas porque se pueden resumir en el siguiente punto: Técnicamente es un juego de Super Nintendo.

Aquellos que quieran echarse las manos a la cabeza que lo hagan, dejen de leer el análisis y vayan a disfrutar de las alternativas más populares. Sin embargo, los que quieran dar la oportunidad a un pequeño estudio y ver las maravillas que ocultan los casi 17 megas que ocupa este juego, que se queden y lean hasta el final.