No volaremos en una nave espacial por el espacio sideral, ni saltaremos en el tiempo, ni desafiaremos las leyes de la física. La historia es mucho más humana y racional y trata de la soledad desde distintos puntos de vista y con distintas formas de vivir la vida, sufriéndola así de una manera u otra, pero teniéndola latente todos los personajes que aparecen en el juego, empezando, cómo no por nosotros mismos en el papel protagonista con un chico indeciso y con no muy buena fama, pero con grandes amigos igualmente.
La cotidiana vida de Ryo está a punto de cambiar y está en nuestra mano y en las decisiones que tomemos, el llevar a este adolescente por un camino u otro, pudiendo cambiar incluso ligeramente algunos recuerdos para que, al modificar algo el pasado -tras mostrársenos diversos flashback– eso repercuta en el momento presente y en nuestra relación con las distintas chicas con las que hablemos.
Cabe decir también que cada ruta de cada una de las chicas es independiente de las demás, a excepción de las dos más protagonistas que conformarían un triángulo amoroso y que son historias bastante entrelazadas.
A diferencia de lo visto en otros títulos del mismo género, enseguida sabremos en qué ruta estamos y no nos quedará ninguna duda de ello, a excepción de saber si acabaremos con el final bueno o con el malo. No obstante, eso no le quita emoción para nada a la lectura, plagada de conversaciones naturales y creíbles y con una excelente narración con varias sorpresas y momentos dramáticos que se potencian en nosotros al acompañarse ese texto de imágenes con unos personajes muy expresivos y unas buenas voces que hacen un papelón.
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