[Análisis] Heroland

Este mismo viernes día 31 de enero de 2020 se pondrá a la venta en Europa el videojuego Heroland, tras su paso por América y Japón, un nuevo exclusivo de Nintendo Switch que, si le cogemos el gusto, nos entretendrá durante decenas de horas.

Con HeroLand estamos ante un nuevo rpg por turnos atípico que ha sido desarollado por Furyu (Unchained Blades, The Alliance Alive), aunque nos llega a través de la distribuidora Marvelous (Gal Metal, Fate/Extella Link). Para crear este singular título, se ha fichado a algunas personas con un buen CV engrosado con sus labores en otros juegos de renombre que son los que respaldan ahora su posible garantía de calidad dentro de la industria. Por ejemplo, la música ha sido compuesta por Tsukasa Masuko (Shin Megami Tensei), la dirección ha corrido a cargo de Takahiro Yamane (Fantasy Life) y la alocada historia ha salido de la pluma de Nobuyuki Inoue (Mother 3, Legend of Mana).

Que no sea como los demás rpg y tenga su propio estilo definido se debe, sobre todo, a que nosotros no lucharemos de manera activa. Eso tampoco que el juego lo haga todo solo y no cuente con el jugador, ya que sin nuestra participación, los combatientes no lograrán salir bien parados. En cada batalla, tanto nuestros compañeros (o, en cierto modo, subordinados) y los rivales irán haciendo un desfile de ataques y magia de todo tipo. Nosotros decidiremos si queremos que vayan más a por todas, deberían ser más conservadores, que utilicen una técnica en concreto o incluso les echaremos objetos encima para reponer sus puntos de resistencia en el arma para evitar que se rompa, brindarles una poción para que recuperen energías o echarles un elixir resucitador para que hagan como Lázaro. Todo por el bien común.

El personaje principal o avatar que controlaremos es alguien a quien bautizaremos como deseemos al inicio de nuestra aventura, pero todo el mundo se empeñará en llamarlo Lucky (Afortunado) haciendo referencia a aquella cualidad que le falta. Precisamente por su falta de suerte, termina trabajando de manera forzoso en el singular parque de atracciones de Heroland como guía. A través de él, iremos dando garbeos por la isla de entretenimiento sobre la que se ha construido ese lugar de distracción medianamente popular. Allí podremos hablar con sus visitantes y empleados, comprar objetos y equipamiento para aquellos que desempeñan un papel de héroes en esas mazmorras donde deberemos cuidar de su bienestar y aconsejarles cómo actuar en cada momento. De hecho, ése es el lugar donde ocuparemos más tiempo y desde donde avanzaremos en la compleja e histriónica trama en la que cada personaje se comporta como si estuviera sobreactuando su propio papel. Tenemos un montón de personajes y cada uno aporta algo a la historia de un modo u otro. De hecho, la historia es el punto fuerte de este rpg en el que tendremos que dedicar bastante tiempo rehaciendo mazmorras para ser más fuertes.

Una exigencia de Heroland es la de obligarnos a utilizar a los personajes que sean relevantes en cada escena de cada uno de sus capítulos. De este modo, si justo nos toca alguien que no utilicemos habitualmente (algo que sin duda sucederá, puesto que son decenas de ellos) tendremos que jugárnosla y pensar que entre nuestra dedicación como guía y el buen hacer de nuestro habituales salvemos la papeleta. A fin de cuentas, si hemos estado farmeando fases extras en busca de reunir los distintos coleccionables o simplemente por subir de nivel a los favoritos, los demás también se fortalecerán un poco de manera pasiva por dedicarse a la vida contemplativa. A esos coleccionables mencionados podemos darles dos usos: ponerlos en nuestra habitación sin más o írselos regalando a esos magos, autónomos, guerreros o tanques que día tras día van con ilusión a las mazmorras en busca de ese jefe final de leyenda, el señor oscuro que no queda muy claro si existirá o será producto de su imaginación porque se juega al despiste con ello continuamente.

Técnicamente, Heroland trata de trasladarnos a otro tiempo. Su estilo musical y artístico son cosa del siglo XX, de cuando jugábamos con consolas de 8 y 16 bits. Tenemos una variada parrilla de midis y unos diseños de personaje en pixel-art que le sientan como anillo al dedo a este rpg que si bien es nuevo, rezuma nostalgia a retro por todos sus costados.

7,8

Conclusiones:

Heroland es un título muy entretenido y original en su planteamiento, aunque el tener que repetir en ocasiones las mazmorras anteriores para fortalecer a miembros del grupo a los que no hubiéramos prestado atención, porque se nos obliga a utilizarlos, quizás pueda echar para atrás a más de uno.

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