(Análisis) Splatterhouse


Mucho ha llovido desde que nació la saga Splatterhouse. Estamos hablando de la época de Megadrive y, por ello, para muchos, las antiguas aventuras de Rick Taylor quedaron atrás como un borroso sueño.

Sin embargo, Namco Bandai, con el nuevo Splatterhouse nos traslada de nuevo a una aventura en la mansión infernal con el mismo protagonista y, por si fuera poco, nos trae como premio la trilogía original para que aquellos que ya la jugamos en su día seamos capaces de rememorarla y todos los que no pudieran jugarla, lo hagan ahora en su PlayStation 3 o en su Xbox 360.

Un pacto con un demonio para matar a muchos más.

La historia comienza cuando Rick Taylor, protagonista de la saga, está a punto de morir, después de haber sido descuartizado casi por completo por tratar de defender a su novia, Jennifer.

Por alguna razón, un demonio le pide a Rick que se ponga una máscara, haciendo que el muchacho se recupere de sus mortales heridas y adquiera una masa muscular propia de un culturista; dicho demonio nos irá hablando en toda la aventura y nos proporcionará poderes a cambio de que nosotros le entreguemos sangre, líquido del que se alimenta.

A partir de ahí, comenzará nuestra búsqueda e investigación por la mansión de un científico loco para recuperar a la novia y nos encontraremos con hordas de salvajes demonios que harán todo lo que esté en sus manos para matarnos.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.