[Análisis] Wonder Boy: the dragon’s trap

Durante los 80 hubo una saga de plataformas bastante popular dentro de la marca SEGA. No hablamos de Sonic ni de Alex Kidd, sino de Wonder Boy. Con un pequeño jaleo en su numeración e incluso con un sobrenombre como Adventure Island —que daba lugar a equívoco con otra saga homónima— Wonder Boy se terminó convirtiendo en algo de culto. Tanto es así que ahora, casi 30 años después, tenemos Wonder Boy: the dragon’s trap un remake de «the dragon’s trap» que a pesar de ser la cuarta entrega, estaba numerado como el tercero, al haber contado con otros dos en la misma consola: Master System.

Este Wonder Boy: the dragon’s trap, lanzado para Nintendo Switch, PS4, Xbox One, PC, Mac y Linux, se encuentra ya a la venta y ha sido desarrollado y publicado por Lizardcube y DotEmu. Es todo un homenaje al juego clásico que, incluso, incluye la opción de que lo juguemos con un aspecto retro tanto en imagen como en sonido, estando ambos muy logrados al conseguir trasladarnos realmente a tiempos ya remotos, tecnológicamente hablando. Cambiar del modo retro al moderno es tan sencillo además como presionar un botón, así no es engorroso para quien tan solo quiera probar uno u otro durante un tiempo o para por ejemplo pasarnos unas fases o el juego completo con el estilo actual una vez y otra con el retro.

Otra opción dual que tenemos es la de echar nuestra partida en el papel de un héroe de una heroína. Una vez decidido si iremos como Wonder Boy o Wonder Girl, entraremos de lleno en la última batalla, con las últimas armas, todos los corazones de vida habidos y por haber. Tras luchar contra el jefe final, cuando parecía que todo había acabado, a tan solo unos minutos de comenzar el juego, nos caerá una maldición y seremos un débil dragón. A partir de ahí, tendremos que recorrer distintas zonas para recuperar, poco a poco nuestro poder hasta que, una vez más, alcancemos nuestra forma humana y salvemos al mundo del mal. Una historia vista hasta la saciedad, si la resumimos de ese modo, pero con un camino que merece enormemente la pena.

A priori, tan solo con ver capturas de pantalla de Wonder Boy: the dragon’s trap, podemos sentirnos atraídos por su diseño. Personajes muy cuidados, un buen uso del color, composición adecuada… El diseño de niveles, por su parte, es incluso mejor. Tenemos fases de todo tipo, recreaciones de pasajes acuáticos, de zonas de fuego, de un desierto o de una zona acuática, sin olvidarnos de cuevas o del castillo medieval. Cada fase está repleta de caminos, de enemigos, de secretos.

Hay caminos a los que tan solo podemos acceder desde una forma concreta, incluso fases a las que tan solo podemos entrar una vez que nos hayamos transformado en algo. Por ejemplo, deberemos transformarnos en ratón trepador para llegar a una puerta oculta desde lo que vendría siendo el área de descanso: la villa. En esta base siempre emprenderemos nuestro viaje hacia nuevas aventuras, incluso cuando se trate de secundarias con las que potenciar a nuestro personaje para hacer algo más llevadero superar los múltiples desafíos de este juego en el que, si nos matan sin llevar una poción a mano, nos tocará rehacer todo, desde la villa, perdiendo también nuestros ataques especiales tales como bolas de fuego, rayos, pequeños tornados o flechas. Cosas que, por otro lado, conseguiremos derrotando enemigos y que soltarán aleatoriamente, así como pequeñas porciones de corazones para recobrar nuestra vida o dinero para que lo gastemos en la tienda en esas armas o armaduras que harán que nos cubramos o ataquemos mejor.

El patrón de Wonder Boy: the dragon’s trap es el siguiente: hacemos gala de los poderes de una forma concreta en nuestro personaje (humano, dragón, ratón, hombre-piraña, león o halcón) logrando de ese modo no sólo superar las fases que nos toque luchando y moviéndonos de modos muy diferentes, sino teniendo acceso incluso a zonas que antes no podríamos haber llegado. Tras cada fase tenemos siempre un jefe final, un dragón distinto para cada una que tras unas cuantas estocadas caerá derrotado, cayéndonos la siguiente maldición. Entre jefe final y jefe final es cuando realmente sacaremos partido a este título de plataformas y acción en el que además no tenemos pantallas numeradas en un mapa automático que siga toda lógica, sino que tendremos que ser nosotros mismos los que descubramos dónde ir a continuación.

9,3

Conclusiones:

Wonder Boy: the dragon's trap es un juego de plataformas y acción con mucho humor, fases muy diferentes entre sí y con el aliciente de sus poderes y transformaciones. Se trata de un remake que nadie debería perderse y menos si tenemos en cuenta que está en prácticamente todas las plataformas actuales del mercado. Se cumplen las tres B en él, cosa que ocurre menos veces de las que a todos nos gustaría.

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