[Análisis] The House in Fata Morgana

Desde hace unas semanas se encuentra en occidente la novela visual The House in Fata Morgana (ファタモルガーナの館, Fata Morgana no Yakata), un título creado por un pequeño estudio llamado Novectacle que ha pasado bastante desapercibido. Al tratarse del primero de los juegos realizados por ese pequeño equipo no había dinero para cosas como una campaña de marketing para hacerse más conocidos, o  tampoco pudieron contratar actores de doblaje, de modo que no escucharemos a los personajes, pero lo que sí tenemos es una banda sonora muy extensa y de una calidad tal que lo raro es que aquellos que lo han jugado no hablaran continuamente de la belleza de las pistas, de lo relajante y emocionante que es escucharlas ya no solo durante las diferentes escenas del juego, dotando de poder las palabras de esta historia de fantasmas, sino escuchándolas sueltas gracias a que se puede comprar una edición especial con todos los discos en la que se incluyen también las letras, de las que sorprende que sean en portugués, junto con algunas palabras o frases en italiano, latín e inglés. Ahora bien, The House in Fata Morgana no es solo música para nuestros oídos, los diseños de personajes y cada una de sus imágenes CG es especial, tiene un toque único y encaja perfectamente con cada época relatada, los fondos, siempre sacados de fotografías modificadas, también encajan de maravilla con la ambientación, con una casa encantada.

Historias póstumas.

The House in Fata Morgana es una visual novel gótica, lleno de elementos terroríficos, que comienza con un personaje desorientado, que dice que acaba de morir, pero no la razón de su muerte, ni cómo ha sido su vida o por qué está ahí. Es una chica de pelo blanco totalmente perdida y amnésica a la que se ofrecerá a guiar una criada a través de una serie de historias para que recobre la memoria, haciéndola pasar por distintas puertas, cada una de una era, conectadas de alguna manera que descubriremos cuando llegue el momento.

Cada una de las cuatro primeras historias es un relato amargo, lleno de elementos dramáticos de lo más dolorosos y aunque por sí mismos podrían satisfacernos como algo cerrado, forman parte de un cúmulo de preguntas que se nos formulan y de un origen, remoto, en una época desconocida, donde habitan las respuestas, en los cuatro últimos capítulos, teniendo así una estructura como la de Higurashi o Umineko, pero con un estilo narrativo que dista mucho del de su autor.

El juego no tiene voces, ya os lo comentábamos al inicio de este texto y tampoco tiene centenares de imágenes para plasmar todo lo que ocurre, pero los sonidos ambientales y las palabras serán más que suficientes para que el terror nos atrape. En The House in Fata Morgana tendremos una casa encantada, brujas, malos tratos, machismo, abuso de poder, incesto, asesinatos, monstruos, fantasmas… y unas cuantas cosas más metidas en una coctelera en la que los ingredientes no se han metido al azar, como queda de manifiesto desde el primer capítulo, en el que nos encontraremos con unas cuantas sorpresas y con varios elementos que seguiremos viendo a lo largo de todo el juego, como las diferencias entre nobles y gente del pueblo, los matrimonios concertados o cuál es el papel de una mujer en cualquiera de las épocas pasadas, algo en lo que la autora, Hanada Keika, hace mucho hincapié porque limita y frustra a sus personajes que solamente por el género con el que han nacido deben comportarse de una manera concreta. Lo que se espera de ellas es lo único que se les permite hacer; al salirse de la norma serían bichos raros, una vergüenza para la familia así que su deber es ser delicadas y unas buenas esposas,  no realizar actividades físicas o mentales más allá de lo que sea utilizar su cuerpo para satisfacción del hombre. Todo esto, como comentábamos, se repetirá y dependiendo del tipo de personaje sobre el que recaiga alguna de estas cosas, lo llevará algo mejor o se desesperará por completo, pero ninguna se sentirá bien al ver por ejemplo cómo nada de lo que dice se tiene en cuenta, cómo recibe un trato de servidumbre.

La oscuridad del juego es tal, que hay varios personajes que han sufrido una deshumanización enorme, provocándonos sensaciones diversas al leer las escenas en que aparecen y no hablamos de los espectros, de esos fantasmas a los que tan bien conoceremos para que se encuentren a sí mismos a lo largo de los ocho capítulos, sino de seres de carne y hueso que se comportan como salvajes, que atormentan a los más débiles y asustados tortúrándolos y martirizándolos, disfrutando con su dolor. Pero si donde hay luz, también hay oscuridad, a la inversa también funciona y para que esos abusos se den, para que haya tanta maldad queriendo nublarnos la vista, también habrá bondad y amor, teniendo así una pequeña balanza oscilante dependiendo de la historia y el momento en que nos encontremos.

Las incógnitas que nos perseguirán según vayamos leyendo The House in Fata Morgana son las siguientes: ¿quién es la chica del pelo blanco? ¿Por qué aparece en distintas épocas? ¿Está realmente encantada esa casa? ¿Quién es Morgana? Tal y como estructurada la novela, esas son las preguntas que, sin duda nos formularemos y también los detalles narrativos que iremos viendo aquí y allá, las historias que nos van contando, harán de impulsor de nuestras elucubraciones, sacando hipótesis sobre la verdad, hasta que veamos en qué hemos acertado y qué no, pero en cualquier caso, teniendo multitud de sorpresas por el camino, aunque algunas decisiones pueden llevarnos a finales abruptos, no al verdadero, así que guardad la partida de vez en cuando si queréis evitaros después tener que saltar todo el texto hasta llegar al lugar en que pincháis sobre otra opción.