(Análisis) Ninja Gaiden 3

En Ninja Gaiden 3 no hay tiendas y es que si ya hemos explicado por qué no hay más armas, ahora podemos deciros que no iremos con pociones ni tampoco las necesitamos y esto no es porque el juego sea más sencillo que los anteriores, ya que sigue costando lo suyo, aunque sí es cierto que es ligeramente más fácil en rasgos generales, pero hay partes bastante complicadas y que en nivel difícil harán que cualquiera sufra lo suyo y se le quiten un poco las comparaciones con el anterior director de la saga, al ver que éste no solo ha sabido darle un cierre más que digno a la trilogía y se ha volcado en una buena historia mostrando una faceta muy interesante de Ryu Hayabusa, sino que también ha seguido dejando el listón alto en cuanto a la dificultad tan característica que se relaciona al hablar de Ninja Gaiden.

Como decíamos: no hay pociones. Y si no las hay es simplemente porque cada pelea es única e independiente con toda su vida activada para la misma y que pase lo que tenga que pasar. Así pues, nos veremos envueltas en trifulcas con muchos más enemigos de golpe y en frecuencias más cortas que en los anteriores de la saga, es decir, que tendremos que derrotar a un numero mayor cada dos pasos en lugar de ir matando a unos cuantos sueltos hasta ir llegando a zonas conflictivas. Lo que sí que habrá es como marcas de salud según las cuales se nos va acortando cada vez más la vida de una pelea a otra en caso de recibir de lo lindo, aunque si realizamos el ninpo, se nos regenerará una porción y si además encontramos al halcón con el que podemos guardar nuestra partida, toda nuestra salud se reestablecerá por completo.

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