(Análisis) Trinity Souls of Zill O’ll

La longeva y fiel alianza entre Tecmo Koei y la subsidiaria Omega Force es bien conocida por los fans de la casa ‘madre’ de los Dynasty Warriors y Samurai Warriors. De vez en cuando ambas compañías nos sorprenden con algún título que escapa de estas dos franquicias, buen ejemplo de ello son títulos como Destrega, Bladestorm o, la aquí reseñada, Trinity Souls of Zill O’ll, conocida en Japón como Zill O’ll Zero, que ha llegado a España el 11 de febrero de 2011 de la mano de Koch Media. Un ARPG de fantasía épica que bebe de las riquezas literarias aportadas por los mitos de la Europa medieval y nórdica, y que nos muestra una buena historia que, sin pretenciones, logra mantenerse en alza hasta el final del juego.

Heredera de una franquicia puramente RPG, Trinity: Souls of Zill O’ll da un giro hacia la acción, centrándose en batallas ARPG adictivas e intensas que se unen a una historia de venganza personal donde Areus, un semielfo, busca vengar la muerte de su padre a manos del tirano Balor, corrompido por la oscuridad.

Introducción

El juego adentra al jugador en una historia que bebe de los mitos de la Europa Medieval y Nórdica. A lo largo de más de 60 horas (si se completan las misiones secundarias), se desarrolla una historia clásica con algún giro de guión imprevisto que adentra al jugador en un rico universo de fantasía y personajes secundarios con gran carisma.

Los dos reinos más poderosos de las tierras de Vyashion, el imperio de Dyneskal, situado al norte del continente, y el Reino de Rostorl, situado al sur, han estado en continuo enfrentamiento durante años.

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