Como se ha comprobado, no es necesario crear un escenario amplio al estilo sandbox para representar un mundo vivo, aunque hay títulos que lo emulan muy bien, siendo uno de ellos Deus Ex: Human Revolution. Realmente, los lugares por los que nos movemos en este título de Eidos Montreal son muy limitados y lineales, pero su diseño y ejecución son ejemplares.
En este caso nos encontramos con un brillante ejemplo de ambientación, donde la arquitectura y el vestuario son factores muy importantes para conseguirla. Tomando como base elementos familiares para todos nosotros, consiguen modificarlos de manera que puedan constituir una visión acertada de lo que nos depara el futuro. El uso de motivos geométricos tanto en los edificios y en la ropa como el uso de una paleta de colores basada en el amarillo y la integración de los dispositivos mecánicos conocidos como aumentos de forma natural, así como un diseño de niveles donde conviven los bajos fondos con complejos y viviendas de alta tecnología y casi quirúrgico aspecto nos lleva a través de un argumento que lo convierten sin lugar a dudas en el Blade Runner de la presente generación de consolas.
Obviamente, las mecánicas jugables ayudan a la creación de este mundo vivo. Además de una historia que mezcla con sabiduría la ciencia-ficción con el género negro, tenemos completa flexibilidad y libertad para abordar las misiones que nos encomiendan. Podemos utilizar la fuerza bruta o bien el sigilo para acabar con nuestros enemigos sin ser vistos, piratear ordenadores en nuestro beneficio o salirnos con la nuestra a través de la mera palabra, utilizando nuestra retórica como arma. Además, las aventuras secundarias están totalmente integradas en el flujo principal del juego, apareciendo unas u otras según las decisiones que hayamos tomado que, a su vez y teniendo en cuenta cómo las abordamos, nos ofrecerán varias formas de completarlas. Una integración perfecta de todos los elementos de un juego, sin que ninguno parezca separado de los demás, ofreciendo una experiencia orgánica que nos sumerge de lleno en el juego.